La noche había caído sobre la ciudad, y Luciana se encontraba en su apartamento, repasando mentalmente los eventos recientes. La búsqueda de Isabella los había llevado a lugares inesperados y había revelado secretos que jamás imaginó. Sin embargo, lo que más la inquietaba era la creciente conexión que sentía hacia Alexander.Mientras se perdía en sus pensamientos, un suave golpe en la puerta la sacó de su ensoñación. Al abrir, se encontró con Alexander, quien sostenía una botella de vino y mostraba una sonrisa tímida.—Pensé que podríamos tomarnos un descanso y relajarnos un poco. —dijo, levantando la botella.Luciana sonrió, sintiendo un calor reconfortante en su pecho.—Me parece una excelente idea. —respondió, haciéndose a un lado para dejarlo entrar.Ambos se dirigieron al pequeño balcón del apartamento, donde una suave brisa nocturna acariciaba sus rostros. La luna llena iluminaba la ciudad, creando un ambiente íntimo y sereno.Después de servir el vino, se sentaron en sillas con
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