MILAQuiero poner un muro entre los dos, pero el sentimiento es mucho más fuerte y no quiero soltarlo, ni esforzarme por hacerlo, aunque tenga miedo de salir herida por la misma razón. Maximiliano aparta sus labios de los míos y deja su frente contra la mía, mientras exhala todo el aire que saca por la boca en mi cara. Su respiración es agitada, y sus emociones están revolucionadas, al igual que las mías.Nos miramos profundamente, y siento que lo difícil no es encontrar a alguien que te ame, sino encontrar a alguien que realmente lo siga sintiendo después de tanto tiempo. Sus dedos se entierran en mis mejillas, pero no me lastiman, mientras me besan y me hacen gemir con las emociones que me atropellan. Pensé que esas emociones estaban muertas, pero ahora están más vivas que nunca.Me abraza tan fuerte que siento que aún no cree que estoy viva, y me besa de tal manera que parece querer comprobar que estoy aquí, presente, y que soy yo, su mujer, a quien besa, toca y acaricia. Sus labio
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