Todos los capítulos de REINA DE REYES. La historia de una villana: Capítulo 131 - Capítulo 140
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CAPÍTULO 132. Hasta el fin de mis días.
CAPÍTULO 132. Hasta el fin de mis días.—Me encanta esa propuesta —dice Viggo, con esa sonrisa suya que siempre me derrite—. Por supuesto que me casaré contigo.Sus palabras me llenan de alegría, y siento cómo mi corazón late más rápido. Escuchar su confirmación es simplemente… mágico. Me acerco a él y lo abrazo con todas mis fuerzas, como si así pudiera contener toda la felicidad que me invade.Nos besamos, nos acurrucamos, nos abrazamos, este es el puto concierto de los mimos…“¡Lenguaje!”¡Ay, maldit@, no me asustes así!“¡Lenguaje, que ahora traes tres y te tocan nueve meses sin castigos!”¡Eres mala, escritora!“¡Te jodes! ¡Ups, lenguaje! ¿Me prestas a tu marido para…?”¡Ya lárgate que tengo que seguir contando!En fin. El festival de los ñoños es lo que tenemos aquí.—¿Crees que quizás sea hora de mudarnos del departamento a una casa familiar? —le sugiero a Viggo y noto cómo su expresión se ilumina aún más.—Podemos hacer eso. ¡Por supuesto! Además, puedes remodelar mi casa todo
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CAPÍTULO 133. Ángeles
CAPÍTULO 133. ÁngelesSEIS MESES DESPUÉS.Han pasado seis meses desde que descubrimos que estamos embarazados, y tres desde que nos mudamos a nuestra nueva casa, y la emoción en el aire es palpable. Viggo está decidido a armar la cuna del bebé por sí mismo.—¡Es algo que todo padre debe hacer! —repite una y otra vez, como si eso le otorgara algún tipo de superpoder.Me encanta verlo tan entusiasmado, pero a medida que lucha con las instrucciones, puedo ver que su confianza comienza a tambalear.—¿Estás seguro de que no quieres ayuda? —le pregunto, mientras me recargo en el marco de la puerta, cruzando los brazos y tratando de ocultar una sonrisa.—¡No! —responde, frunciendo el ceño en su concentración—. Puedo hacerlo. Solo… dame un segundo.Cinco minutos después, está mirando la caja como si fuera un rompecabezas del que no tiene idea por dónde empezar.—OK, tal vez una ayudita no estaría tan mal. Soy CEO, no carpintero… —Suspira y toma su teléfono—. Voy a llamar a Ren y a Christian.
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CAPÍTULO 134. Epílogo...
CAPÍTULO 134. Epílogo...Al fin hemos salido del hospital. La emoción y el cansancio se mezclan en el aire mientras Viggo y yo llevamos a nuestros tres bebés a casa. Las pequeñas sábanas de la cuna son un refugio perfecto para ellos, y no puedo evitar sonreír al verlos tan tranquilos. Las noches en el hospital han sido largas, pero este momento lo vale todo.—Mira qué bonitos son —susurro, admirando a Leo, Elena y Selene, que duermen plácidamente.Viggo se asoma a la cuna con una expresión llena de ternura y no puedo evitar sentir una oleada de amor. Él es un padre increíble y me encanta verlo así. Me aferro a su mano mientras él se inclina para darles un beso suave en la frente.—Son perfectos, reina —dice con una voz llena de emoción—. Como tú.Después de un rato, los tres parecen estar bien alimentados y contentos. Al final, caen en un profundo sueño y el silencio se apodera de la habitación. Aprovecho el momento para acomodar un poco sus biberones, pero mi mente no puede evitar di
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REINA DEL ODIO. CAPÍTULO 1. El origen del veneno
SINOPSISVerónica Lynch había vivido lo peor que una adolescente podía vivir, y su familia le había dado la espalda. Las personas que más debían protegerla la habían abandonado, acosado, y orillado a arrancarse una parte del corazón para poder sobrevivir.La gente normal le llama "traumas" a lo que queda después de eso, pero Verónica nunca fue normal. Lo que quedó para ella fue veneno, uno mucho más peligroso que cualquier arma, uno capaz de poner de rodillas a cualquier incauto que la crea solo una cara bonita.¿Qué pasará entonces cuando llegue a su vida ese opuesto que se nos ha destinado a todos? ¿Será Christian St. Jhon capaz de encantar a la serpiente, o su veneno terminará matándolo a él también?REINA DEL ODIO. CAPÍTULO 1. El origen del venenoLloro. ¿Por qué no puedo dejar de llorar? El tipo acaba de salir de mi cuarto, y mi mundo se ha vuelto un lugar oscuro. Con cada lágrima que cae, siento que se escapa un pedazo de mi alma. Me miro al espejo, y lo único que veo es a una ni
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REINA DEL ODIO. CAPÍTULO 2. Un pedazo del corazón.
REINA DEL ODIO. CAPÍTULO 2. Un pedazo del corazón.UN AÑO DESPUÉS.Llevo una semana en la calle. Una semana aguantando hambre, una semana escondiéndome de la lluvia, una semana tratando de calentar a mi bebé con mi propio cuerpo. Y ya no puedo más, o más bien, sé que ella no lo aguantará por mucho tiempo.Toco la puerta del orfanato con el corazón hecho pedazos. Hace frío y mis piernas tiemblan, pero no sé si es por el clima o por el miedo. En la calle todo es peor de lo que imaginé. Me agarro fuerte de mi bebé, envuelta en una manta que ya está sucia y no tengo cómo lavar, mientras la puerta finalmente se abre.Una mujer mayor, con bata de dormir y el cabello recogido, me mira con el ceño fruncido.—Estas no son horas muchachas, muchacha —dice, mirándome como si fuera un problema más en su vida—. No es la forma ni el tiempo para entregar a un bebé.—Un bebé no se entrega y punto —le respondo con un gruñido de dolor, tratando de no llorar—. Pero llevo una semana durmiendo con ella en
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REINA DEL ODIO. CAPÍTULO 3. Solas en la noche
REINA DEL ODIO. CAPÍTULO 3. Solas en la nocheAl principio solo escucho un murmullo. Es como si alguien hablara lejos, en un lugar donde no puedo alcanzarla. Mi cabeza me da vueltas. Me arden los ojos por tantas lágrimas y me duele el pecho como si me hubieran arrancado algo de adentro.—¡Oye! ¡Despierta! —la voz es suave, amable… demasiado dulce para ser de alguien de la calle. Lo sé porque en una semana aprendes bien a reconocer las voces ásperas cuando te echan de algún sitio.Algo me sacude y abro los ojos de golpe. Veo a una chica arrodillada junto a mí. Me está mirando con los ojos bien abiertos y el ceño fruncido, como si estuviera preocupada o asustada.—¿Estás bien? —me pregunta.Me duele todo, pero asiento con la cabeza y trato de sentarme, aunque mi cuerpo se siente como si pesara toneladas.—Lo siento, de verdad. Te caí encima… es lo que tiene saltar de la ventana de un segundo piso, nunca sabes si habrá una chica linda abajo a la que le puedas caer encima —dice poniéndose
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REINA DEL ODIO. CAPÍTULO 4. Un sueño
REINA DEL ODIO. CAPÍTULO 4. Un sueñoEl bat3 brilla bajo la luz de los faroles del puerto. La chica lo apoya en su hombro con total confianza, como si no le pesara nada, como si ya lo hubiera usado antes como una extensión misma de su cuerpo y no tuviera miedo de volver a hacerlo.—Tienen que largarse de aquí —dice sin rodeos, mirándonos con el ceño fruncido después de que el tipo se va cojeando y maldiciendo—. Este no es un sitio para niñas como ustedes.Regina se cruza de brazos, desafiante, y no sé de dónde saca tanta confianza.—¿Y tú qué sabes quiénes somos?La chica suelta un resoplido, casi divertido, pero su mirada sigue siendo fría.—Sé que tú eres “Anita la huerfanita” recién escapada del orfanato, se te nota mucho por la forma en que crees que te vas a comer el mundo… Y la otra es la recién echada de casa.Mis ojos se abren como platos y Regina se levanta de un salto, con los puños apretados pero de emoción.—¡Joder, eres psíquica!—No, me equivoqué, también eres tonta —repl
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REINA DEL ODIO. CAPÍTULO 5. Un propósito para tres.
REINA DEL ODIO. CAPÍTULO 5. Un propósito para tres.El agua caliente golpea mi espalda, pero no me reconforta. Cierro los ojos y apoyo la frente contra el cristal frío de la ducha, dejando que el agua caiga sobre mi rostro. Quisiera que pudiera lavar todo esto, arrancar el dolor, el vacío, la sensación de que me falta algo vital.Pero nada cambia. Ruby tiene razón, este veneno no se irá nunca.El pecho me duele de tanto llorar, la garganta me arde. Quiero gritar, quiero desaparecer. Respiro hondo y apago el agua. Mis dedos tiemblan cuando los paso por mi piel, tratando de encontrarme a mí misma en este cuerpo que de repente me resulta ajeno. Me miro al espejo. Ojos hinchados, ojeras profundas. Me veo tan frágil. Tan… patética.Suelto un resoplido y salgo envuelta en una toalla, hasta que veo una muda de ropa limpia en la cama del camarote.—¡Vero, ven! —La voz de Regina me llama desde la otra habitación.No quiero. No quiero salir, no quiero hablar, no quiero ver a nadie. Pero lo hago
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REINA DEL ODIO. CAPÍTULO 6. Una fachada
REINA DEL ODIO. CAPÍTULO 6. Una fachadaDoce años. Ya han pasado doce años.Es curioso cómo la vida te cambia, cómo los días se convierten en años y, de repente, miras atrás y te das cuenta de que no eres ni la sombra de la niña que fuiste.Apoyo el codo sobre el escritorio y miro a través del ventanal. La vista es impresionante: la ciudad se extiende ante mí como un tablero de ajedrez, con luces que parpadean como estrellas artificiales. Desde aquí, todo parece perfecto, ordenado, bajo control.Pero por dentro, no siento nada. La gente dice que el tiempo lo cura todo, que todo se supera, pero no es cierto.Paso las páginas de los documentos frente a mí. La transacción está casi lista, solo falta la firma de Ruby. Apoyo la espalda en la silla y respiro hondo, pensando en cómo llegué aquí:Realmente logré estudiar en una universidad de la Ivy League, tengo un título en Derecho que me abre todas las puertas que quiera. Tuve un mentor que me pasó su amor por el Derecho Corporativo, y me
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REINA DEL ODIO. CAPÍTULO 7. Mírame a mí
REINA DEL ODIO. CAPÍTULO 7. Mírame a míEl tipo me suelta de golpe y retrocede un paso, tratando de agarrarse la muñeca con una mueca de dolor, pero Christian no lo suelta. Sus nudillos están blancos y yo solo puedo imaginarme qué ejercicio hace con esa mano como para que pueda ejercer semejante presión. Es un condenado panda, nadie imaginaría que puede matarte con esa carita preciosa.—Pídele disculpas a la señorita —escupe con una voz firme y llena de rabia controlada.Levanto la vista y lo observo sin disimularlo. Es alto, cabello claro peinado con algunas ondas, bien vestido y con esa clase de aura que hace que los demás quieran complacerlo sin pensarlo dos veces.El tipo titubea, lanzándome una mirada cargada de rabia y resentimiento, pero yo me adelanto antes de que abra la boca.—No quiero disculpas. —Cruzo los brazos y le sostengo la mirada—. Me conformo con saber que el mejor trabajo que conseguirá a partir de ahora será limpiando baños en un centro comercial.La mandíbula de
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