Todos los capítulos de UN CONTRATO CON EL CEO. Engaños de Amor: Capítulo 211 - Capítulo 220
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UGPEM. CAPITULO 60. Capturada
UGPEM. CAPITULO 60. CapturadaUNA HORA ANTESMax se bajó de aquella camioneta con el corazón destrozado, entendía que Liam estuviera dolido, pero eso era una cosa y otra muy distinta era no reaccionar cuando su propio padre estaba atacándola de aquella manera.¡Maldito fuera aquel viejo, ni siquiera por agradecimiento o por un poco de decencia se había aguantado antes de traicionarla! ¡Garret Grissom no era ningún inocente, se merecía cada amenaza y cada atentado, solo era una pena que Murray estuviera detrás de Liam en vez de ir por su cabeza directamente!Sin embargo ya no podía hacer nada. Liam era un adulto, ahora estaba advertido, entrenado y con guardaespaldas. No podía hacer nada más por él y si no quería ver la realidad entonces...—¡Maldición! ¡Ya estoy cansada de pelear! —murmuró agotada.Entró a la casa para recoger algunas cosas y poner en marcha su plan de escape, por supuesto que tenía uno, siempre tenía uno, y el más cercano en específico estaba a tres días de zarpar co
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UGPEM. CAPITULO 61. Me imagino que no esperabas verme...
UGPEM. CAPITULO 61. Me imagino que no esperabas verme...Max no supo cuánto tiempo más pasó así. Horas, días... no había un reloj ni un rayo de sol en aquel cuartucho y llegó a pensar incluso que estaba bajo tierra. Los disparos que habían pegado en su espalda le dolían horriblemente, pero no eran peores que un disparo que le hubiera atravesado la carne y aun así se sentía muy débil.Pero en cierto punto aquella puerta se abrió. La mujer tiró de ella para hacer que se levantara y a tropezones la sacó del apestoso cuarto hacia otro... menos apestoso pero igual de oscuro. La sentaron en una mesa y pusieron un pequeño sándwich de queso frente a ella. Max tenía hambre, así que intentó con todas sus fuerzas pasar algunos bocados, porque sin eso sabría que no podría defenderse llegado el momento.La única lámpara de la habitación se enfocaba en la mesa, pero Max podía ver las sombras moverse cerca de las paredes de la enorme habitación.Finalmente sintió pasos acercándose a su espalda y cru
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UGPEM. CAPÍTULO 62. ¡Se llevaron a mi mujer...!
UGPEM. CAPÍTULO 62. ¡Se llevaron a mi mujer...!Tenía que encontrarla. Liam sentía que apenas podía respirar de la rabia que llevaba, de la impotencia y la desesperación porque no podía evitar pensar que si hubiera actuado con la cabeza más fría solo por un instante ella estaría allí.—¡Tenemos que encontrarla! —exclamó.Marquet y Saínz se miraron con preocupación.—Podemos... podemos intentar contactar con unos amigos de la policía militar —murmuró Saínz.—Yo veré con otro de nuestros compañeros si podemos rastrear su teléfono, aunque lo más probables es que esté derretido entre los escombros.—¡Hagan lo que tengan que hacer, pero debemos encontrarla lo más pronto posible! —murmuró Liam mientras sentía que el pecho empezaba a dolerle.Los dos guardaespaldas hicieron todo lo posible, decenas de llamadas, movieron hilos y cobraron favores pero nadie tenía ni una sola pista de dónde podía estar Max.—La policía militar venía a buscarla pero...—¿Crees que podría haber sido detenida? —pr
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UGPEM. CAPÍTULO 63. "No cierres los ojos"
UGPEM. CAPÍTULO 63. "No cierres los ojos"Liam gruñó con desesperación, si los militares no estaban metidos en la desaparición de Max, entonces tenía que ser obra de quien lo estaba persiguiendo y no le quedaba más remedio que seguir acosando a su padre para que le diera un nombre.Ni siquiera imaginaba que mientras él descartaba la participación de Alcott, en todo aquello, el Coronel sonreía satisfecho porque ya sabía que sus órdenes se habían cumplido.Abrió una de las gavetas de su escritorio y sacó un celular desechable, con el que hizo una llamada. A más de cien kilómetros de allí, otro celular sonó sobre una mesa y la mujer lo levantó. Vio el número en la pantalla y de inmediato caminó apresurada buscando a Travis.—El general está llamando —murmuró mostrándole el teléfono y el exsoldado lo miró pon un largo segundo antes de tomarlo de su mano.—Ordene —saludó.—Me enteré de que ya tienes a Jhonson —sentenció el Coronel esperando la confirmación.Travis apretó los labios pero re
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UGPEM. CAPÍTULO 64. Sabes que voy a volver
UGPEM. CAPÍTULO 64. Sabes que voy a volverLe dolía todo, como si cada célula de su cuerpo estuviera rebelándose contra ella. Más allá había una luz, lejana y fría, demasiado fría, Max no quería ir hacia ella, pero su conciencia se sacudió a medida que aquellas manos sacudían su cuerpo."Max... Max... tienes que despertar... ¡Max...!"Abrió los ojos sobresaltada y la luz ya no estaba lejana sino sobre ella. Tembló al darse cuenta de dónde estaba, sobre una camilla fría de metal, desnuda, con una sábana por encima. Tenía el cabello húmedo y olía a limpieza y desinfectante por todo el lugar, pero no podía ver el lugar porque las luces eran demasiado fuertes. Luces quirúrgicas, blancas... su respiración se hizo superficial y apretó los dientes con un gruñido de dolor.—Despacio, tienes que respirar despacio —escuchó a su lado una voz que la hizo tensarse, hasta que se dio cuenta de que no tenía las manos atadas.Quería levantarse y reaccionar pero estaba demasiado adolorida.—Mi pecho...
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UGPEM. CAPÍTULO 65. Sobreviviendo
UGPEM. CAPÍTULO 65. SobreviviendoMax salió al frío de la madrugada, se abrazó el cuerpo y se dio fuerzas a pesar de todo para caminar. Llegó al final de la calle y se dio cuenta de dónde estaba: a quince calles de los muelles. No era demasiado para caminarlo en la madrugada, y aquella zona de la ciudad era relativamente segura.Apresuró el paso tanto como el dolor se lo permitió, y solo se detuvo cuando tuvo cerca el letrero luminoso de una farmacia.Lo pensó dos veces antes de entrar, pero necesitaba muchas cosas sin las que no podía irse. Su maleta de emergencia más cercana estaba demasiado lejos como para ir por ella. Se echó sobre la cabeza la capucha de la sudadera, entró en la farmacia y llenó una canasta de compra de todo lo que podía necesitar, y sobre todo eso puso tres pruebas de embarazo.Por suerte a esa hora no había nadie y la chica que estaba atendiendo miró varias de las cosas que llevaba con expresión preocupada.—Este... disculpe, pero si está embarazada no debería
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UGPEM. CAPÍTULO 66. Solo dos posibilidades
UGPEM. CAPÍTULO 66. Solo dos posibilidadesLo único bueno de no saber si era de día o de noche, era que Max necesitaba dormir y podía hacerlo, porque dormir era mejor que pensar. En aquel pequeño espacio tenía todo lo que necesitaba, comía poco y solo lo que le apetecía, las pastillas para las náuseas habían ayudado mucho y también ayudaba que el carguero fuera tan pesado que no se moviera ni un poco.Sabía qué día y hora era solo por el calendario de su teléfono, pero a veces salía en la hora pesada de la madrugada, sobre las cuatro, para respirar un poco de aire fresco y ver el mar.Fueron doce días largos y penosos, Max se preguntaba cómo estaría Liam y si alguna vez pensaría en ella, pero sabía que Travis tenía razón, mientras él no supiera nada de ella, no representaría una amenaza para Alcott y estaría bien. Estaría a salvo.Era de madrugada, cerca de las dos, cuando el carguero por fin atracó en Birsay. Max escuchó los gritos de los hombres y las órdenes del capitán: todos debí
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UGPEM. CAPITULO 67. Ya no tienes un hijo
UGPEM. CAPITULO 67. Ya no tienes un hijoSin embargo aquel tono le decía que el guardaespaldas lo dudaba, y que tanto él como Saínz esperaban lo peor.—Si al menos pudiéramos saber quién está detrás de usted... —murmuró Saínz y Liam apretó los puños.Su padre llevaba dos semanas hospitalizado y los enfrentamientos entre ellos lo habían puesto tan mal que su madre le había prohibido la entrada, pero justo ese día le habían dado de alta y en la tarde lo trasladarían a la casa.—Vamos —dijo tomando su gabardina para salir y poco después entraban en la mansión Grissom.—Señor, no puede... —intentó detenerlo el guardia de la puerta y Liam sacó la cabeza por la ventanilla.—Esta es mi casa y estoy montado en una Hummer. O me abres o me cargo la verja, tú decides —gruñó con voz gélida.Finalmente el pobre guardia tuvo que abrirle y para cuando Garret Grissom llegó a su casa lo primero que se encontró fue a Liam sentado en uno de los butacones de su cuarto.—¿Viniste a darle la bienvenida a t
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UGPEM. CAPÍTULO 68. Respuestas
UGPEM. CAPÍTULO 68. RespuestasDOS MESES DESPUÉSMax respiró profundo mientras bajaba las angostas escaleritas y cerraba la trampilla. Eran las once de la noche de un día entre semana, otro de los cargueros había llegado ese día al puerto de Birsay y en dos más saldría hacia San Petersburgo, y siempre era el mismo proceso: atracaba y se iban todos a beber luego de dos semanas intensas en el mar. El barco se quedaba sin vigilancia porque después de todo ¿a quién se le ocurriría robar un negocio que le reportaba tanto al pueblito?Max aprovechaba cada vez para sacar lo que iba necesitando, más comida, medicinas, baterías. Ese día además había sacado algunos libros porque estaba demasiado aburrida y ahora regresaba a su pequeño refugio.Su pancita había crecido muy poco en dos meses, así que todavía debía estar en el primer trimestre. Las náuseas por suerte se habían ido y poco a poco el cansancio también. Los hematomas habían desaparecido y el dolor en el pecho y en la espalda por los d
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UGPEM. CAPÍTULO 69. ¿Qué hiciste?
UGPEM. CAPÍTULO 69. ¿Qué hiciste?El general estuvo a punto de despegar los labios, pero era evidente que Liam Grissom no estaba al tanto de lo que Max y él estaban investigando.—Señor, ya pasaron casi tres meses —murmuró Saínz y Morrison negó con un gesto de tristeza y comprensión.—Si estuviera viva Max ya habría logrado escapar, está entrenada para eso —murmuró—. Lo que no acabo de entender es por qué estaba sola. ¿No se suponía que estaba cuidándote?Liam apretó los labios y pasó saliva, porque nadie tenía que recordarle su responsabilidad en aquel asunto.—Eso fue culpa mía —sentenció—. Cuando supe que era mi guardaespaldas y todo el teatro que ella y mi padre habían hecho desde el inicio... Yo fui el que le pidió que se fuera, primero porque no quería seguir aquella farsa y luego porque no quería que la encontrara la policía militar...El general Morrison arrugó el ceño y lo miró con incredulidad.—¿La policía militar? ¿Qué tiene que ver la policía militar en esto? —gruñó con b
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