12. Es hora de tomar una decisión
KamilaCuando el señor Lorenzo se retiró, sentí cómo el agotamiento me golpeaba de golpe. Había pasado demasiado tiempo fingiendo, demasiado tiempo actuando como lo que no era. Mi suegra, con su mirada dura y su gesto de desaprobación, no tardó en hacerme sentir su desprecio. —Tal parece que le caíste muy bien a ese hombre —comentó con una frialdad cortante—, pero… ¿será que sospecha algo? Porque, como siempre, fuiste tan fría, tan inexpresiva. No supiste actuar como se debe. Apreté las manos sobre mi vestido, sin responder. Sabía que cualquier cosa que dijera solo empeoraría la situación. —Espero que no estés metiendo a mi hijo en problemas con tu forma de ser, Kamila —continuó, mirándome con severidad—. Ya te lo dije antes: no toleraré nada que lo perjudique. Solo espero que ese hombre piense que eres la hermana y no la esposa del conde. Mi hijo merece una mujer de buena familia, alguien de la élite, no una cualquiera como tú… una pueblerina sin gracia. Cada palabra se clavaba
Leer más