Início / Romance / Destinada al gran Alpha / Capítulo 61 - Capítulo 68
Todos os capítulos do Destinada al gran Alpha: Capítulo 61 - Capítulo 68
68 chapters
Capítulo 61: Al borde del abismo.
Los últimos vestigios de la luz de la luna se colaban entre los enormes ventanales del castillo vampírico, como si este deseara beber todo lo que pudiera del místico astro nocturno.Los murmullos crecían como un enjambre de insectos voraces, rozando los oídos de Vladimir con promesas de traición. Cada palabra era un cuchillo clavado en su paciencia, hasta que ya no pudo soportarlo.— Si tu ineptitud me cuesta el éxito de mis planes, yo mismo te matare con mis propias manos — rugió Vladimir, sus dedos, fríos como el acero de una tumba, se hundieron en la carne de Archivald, haciendo brotar venas oscuras bajo su piel pálida. Un sonido áspero, como el de un animal atrapado, escapó de su garganta, pero el vampiro no cedió: solo el brillo de sus ojos, ensombrecidos por el miedo y el resentimiento, delataba su agonía — no me importa si quieres pelear con el perro sarnoso, pero no llegues dando tales noticias frente a mi hija cuando sabes que esta vive y respira por ese animal — sus dedos s
Ler mais
Capítulo 62: Disputa.
Los suaves rayos de sol del nuevo amanecer se colaban como una mísera esperanza en medio del caos, pero este parecía ser incapaz de calentar el alma de quienes lo creen todo perdido.En la sala del consejo de lobos, los diálogos habían pasado de palabras apenas pronunciadas, a discusiones acaloradas que parecían imposible de apaciguarse.— ¿Dónde está Anette?, se supone que ante la ausencia del rey es la reina quien lidera — cuestiono Rein, el musculo de su mandíbula se tensó — si Isabella hubiese sido la elegida, no huiría de sus responsabilidades como esa cobarde.— ¡Anette no es una cobarde!, no tengo que recordarte que hace pocos días enterró a su madre y yo enterré una hija — rugió Humbert, guiado por la rabia y el desprecio que sentía por Rein.— Algo insignificante cuando el equilibrio de nuestro mundo corre peligro — argumento Rein, poniendo los ojos en blanco — Isabella al menos no lloriquea por una madre muerta.Humbert apretó los puños y Draven mostro sus colmillos como señ
Ler mais
Capítulo 63: La ira de la bestia.
Ragnar avanzaba, y el mundo cedía ante él. El bosque se inclinaba a su paso como una reverencia…Su figura no era solo grande, era una fuerza de la naturaleza, un espectro de sombra y poder que hacía temblar hasta las raíces de los robles. El último rey verdadero de todas las manadas. Su pelaje, negro como el vacío entre las estrellas, absorbía la luz del sol, devolviéndola en destellos azabache que helaban la sangre. No corría. No necesitaba hacerlo.El bosque lo conocía. Los árboles susurraban su nombre con cada crujido de ramas, el viento llevaba el eco de sus pisadas como un rumor sagrado. Él no perseguía al traidor. A aquel que había quebrado a su reina hasta no dejar nada…Él lo convocaba hacia su final.Draven y los suyos sintieron el llamado antes de verlo.No hubo motores, ni armas, ni órdenes gritadas. Solo el instinto, ese hilo ancestral que unía a los suyos. Uno a uno, cayeron en cuatro patas, sus lomos erizados, sus gargantas emitiendo gemidos involuntarios. Era él.El Re
Ler mais
Capítulo 64: El peso de la sangre.
El roció matutino empañaba la ventana como un velo de lágrimas que nunca llegaban a caer, mientras Anette, sentaba en el alfeizar; observaba como el cristal, frágil y traslucido como su propia resistencia, dejaba deslizar las gotas con lentitud agonizante, la calma que se había apoderado del ambiente era inquietante, como el silencio que preside el estruendo de un trueno quebrando el cielo durante una tormenta.Solo que esta vez la tormenta no era externa, ¡por supuesto que no!; la tormenta se desataba en su interior, alimentando un núcleo de intrigas e incertidumbres que oprimían su corazón de forma asfixiante. El silencio en la habitación no era ausencia si no un grito ahogado de la duda que la consumía por dentro.— No creo que desafiar a tu padre sea el mejor camino a seguir — la voz de Nicolás corto el silencio como un cuchillo afilado, los ojos se Anette se posaron en él sin premura.— Estoy cansada de ser un peón en este juego de ajedrez… ya es hora de que peón se transforme en
Ler mais
Capítulo 65: Entre el duelo y la esperanza.
El viento aullaba entre los árboles, llevando consigo el eco de un dolor demasiado humano para ser soportado por una bestia.Aurora avanzó entre los escombros de la mansión Wolfe, sus botas crujían sobre los vidrios rotos y la sangre seca que pintaba el suelo como un grotesco mural. A su lado, Zac tensó los músculos, su mirada ámbar escaneando cada sombra. Sabían lo que habían venido a encontrar, pero nada los preparó para el silencio.No era el silencio de la paz, sino el de un corazón que había dejado de latir.— Dios mío… — Aurora se llevó una mano a la boca al ver el cuerpo destrozado de Rein, casi irreconocible bajo las marcas de furia animal. No era solo muerte; era un mensaje tallado en carne y hueso. Un rey cobrando su deuda.Isabella yacía a unos pasos, encogida contra la pared, sus ojos vidriosos clavados en la nada. Las lágrimas habían secado caminos sucios en sus mejillas, y sus brazos, antes fuertes, orgullosos; temblaban como hojas en invierno.— No me toques — farfulló
Ler mais
Capítulo 66: Jardines de ciruelos secos.
El bosque callaba, conteniendo el aliento como un cómplice. Las ramas de los árboles se curvaban en un arco protector, sus hojas susurrando secretos de otras vidas. El aire olía a tierra mojada y hierro, pero bajo ese olor, Anette percibía el rastro de lavanda que siempre llevaba en los pliegues de su vestido, ahora mezclado con la sangre de Arthur. El aroma le recordó a las tardes en el jardín del castillo, ese donde su historia había comenzado a escribirse en antaño.Anette no apartó la mano del pelaje ensangrentado. La sangre, tibia y espesa, se pegaba a sus dedos como un recordatorio de todas las veces que lo había tocado así: en Vindheim, cuando una espada lo atravesó; en el jardín de ciruelos, cuando sus manos eran inocentes. “Siempre termino manchada de ti” había bromeado una vez. Ahora, la ironía le quemaba la garganta.Arthur tembló bajo su contacto, y el sonido que escapó de su garganta no era un gruñido, sino algo más profundo: el gemido de un hombre que ya no soporta su pr
Ler mais
Capítulo 67: Sangre y ciruelos.
El bosque seguía en silencio, pero ya no era el silencio de un cómplice, sino el de un testigo incómodo. La luna, alta y fría, iluminaba las facciones de Arthur, ahora más humano que bestia, aunque la sombra del lobo aún danzaba en sus ojos dorados.El aire entre ellos era denso, cargado de algo más que el aroma a tierra húmeda y hierro. La sangre de Arthur ya se había secado en las manos de Anette, pero el peso de lo que tenía que decirle se sentía más pesado que el metal.Ella respiró hondo, notando cómo el pecho de Arthur se elevaba y descendía con un ritmo agitado, como si aún luchara por mantener al lobo a raya. Sus ojos dorados, ahora más claros, la observaban con una mezcla de esperanza y temor.— Tengo que decírselo — pensó, pero las palabras se atascaron en su garganta.Arthur, perceptivo como siempre, inclinó ligeramente la cabeza.— Hay algo más — dijo, no como pregunta, sino como afirmación. Su voz era áspera, pero no por ira, sino por el esfuerzo de mantenerse humano.Ane
Ler mais
Capítulo 68: Entre lealtades y sentimientos.
La tensión se colaba en el ambiente aun entre la calma aparente, la incertidumbre de lo que estaba por suceder era una voz susurrante que no permitía olvidarse de que el equilibrio pendía de un hilo; las manadas estaban divididas entre la lealtad y la desconfianza.Rein Wolfe había sido un traidor, pero también un alfa que, durante años; había velado por la grandeza de su manada, manada que ahora se sentía a la deriva ante la ausencia de un líder.— Esto está mal — susurró Aurora, para nadie en específico, sintiendo el peso del mundo siendo cargado sobre sus hombros, solo el leve apretón de la mano de Zac sobre la suya la mantenía conectada a la realidad y a la cordura mientras observaba a la multitud reunida en la gran sala, repleta de flores blancas, de la mansión Standerwod.La muerte de Rein dejaba un vacío peligroso que podría transformarse en algo mortal en un abrir y cerrar de ojos, y en ese momento más que nunca, la ausencia de su hermano pesaba como una condena.— ¿Crees que
Ler mais
Digitalize o código para ler no App