—¿Vas a chantajearme con un hijo para que me case contigo? —su voz sonó grave, tensa, como si las palabras le costaran más de lo que quería admitir.Beth lo miró fijamente, su respiración un poco entrecortada, como si el peso de la situación la aplastara.Bajó la mirada, su rostro reflejando una mezcla de vulnerabilidad y determinación.—Sí, lo haré —respondió con una calma tensa, sus palabras colisionando en el aire, pesadas, imponentes.Un destello de duda cruzó los ojos de Mateo, pero en cuanto sus miradas se encontraron de nuevo, todo lo demás pareció desvanecerse.—¿Tanto me amas, Beth? —preguntó, aunque ya sabía la respuesta, su voz, apenas un susurro, como si temiera escucharla.Ella tragó saliva, su cuerpo, rebelándose ante las emociones que luchaban por liberarse.Pensó por un momento, como si las palabras que estaban por salir de su boca pudieran cambiarlo todo.«Voy a morir si esto no termina bien, y si lo hago, no me importa nada», pensó, con una extraña calma en su interio
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