Isis¿Intimidación? No, a este pedazo de ser humano bien hecho le queda corta esa definición. Es difícil no retroceder diez pasos cuando él se acerca con uno.—Tiene cinco minutos, mi hija necesita comer. —Mis pechos me duelen por la cantidad de leche que tengo almacenada.—Lleven a esa basura fuera de mi casino. —Le tiendo las llaves del auto cuando pasa por mi lado, mira temeroso a mi bebé.—Estaré bien, y Anat también. —Acaricio su mejilla y él besa la mía.—No lastimo niños ni mujeres. Vete de aquí antes de que me arrepienta. —Su voz es muy dura y fría. Anker y los hombres de seguridad salen dejando el aire más pesado de lo que estaba. Ambos nos miramos sin decir nada, me intimida como nadie. Sin embargo, yo no puedo seguir sosteniendo esa competencia que silenciosamente iniciamos, pero él sí, sigue observando como sostengo a mi bebé y dejo besos repartidos por su rostro y cabeza.—¿Incómoda? —me dice serio, no parece del tipo que ríe con regularidad.—Usted sabe que si, diga que
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