Capítulo 65— Vale la pena el riesgoNarradorSimón aún tenía sus manos sobre su rostro, sus labios apenas rozando los de ella cuando habló.—Si no te alejas ahora mismo… no voy a poder detenerme.Su voz era un susurro grave, una advertencia cargada de deseo y control a punto de romperse.Dalia no se movió, sus ojos anclados en los de él. No tenía miedo, no tenía dudas, solo una certeza abrumadora que le quemaba la piel.Y entonces, sin decir nada, dio un paso atrás, se llevó las manos al borde de la camiseta y se la quitó lentamente, dejando su piel desnuda al aire, iluminada apenas por la tenue luz de la habitación.Simón se tensó al instante, su mandíbula marcada por el esfuerzo de controlarse.—No juegues, Dalia —gruñó entre dientes, con los puños cerrados a los costados—. No esta noche.—No estoy jugando —susurró. Su voz era baja, tranquila, sincera. Simón respiró hondo, tragó con dificultad, sus ojos recorriendo cada curva de su cuerpo, la piel de gallina en sus brazos, los pezon
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