Todos los capítulos de LA HIJA DEL ALFA Y EL CAZADOR : Capítulo 41 - Capítulo 44
44 chapters
Hijo de la luz y la oscuridad
La noche había caído por completo, y el claro se sumió en una oscuridad densa, interrumpida solo por la luz plateada de la luna llena. El aire frío cortaba como un cuchillo, pero mi hijo, ahora en su forma salvaje, parecía no notar el cambio. Sus ojos dorados brillaban con la inocencia de un niño que juega, pero también con la intensidad de una criatura que ya no era completamente humana.Eirik y yo nos manteníamos en silencio, mirando a nuestro hijo con un miedo latente que se había instalado en nuestros corazones desde hacía varias semanas desde que nuestro pequeño se transformaba en un hermoso lobo.Pero con su transformación algo nos punzaba el corazón. Algo no estaba bien, y lo sabíamos. No solo por lo que pasaba con nuestro hijo, sino por la sensación que nos invadía, esa sensación de que estábamos siendo observados, acechados por algo oscuro, algo del pasado que nunca habíamos dejado atrás.Fue entonces cuando una noch
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No lo permitiré
Estábamos dentro de un domo mágico, ocultos de un peligro que podíamos ver y sentir aunque ellos no.Mi padre con un grupo de lobos, incluyendo a mi ex prometido, al que abandoné por amor a un humano. Había pasado mucho tiempo sintiéndome segura entre personas maravillosas, la aldea de Naya había sido nuestro hogar, pero ahora no podíamos volver allá. El miedo heló mis huesos cuando mi padre en forma de lobo con sus dientes manchados de sangre olfateaba el suelo cerca del domo.— Estuvieron aquí, puedo oler su aroma, pero parece perderse. – dijo mi padre, sus ojos rojos y llenos de furia salvaje me hacían olvidar el lobo qué un día llamé con amor: Padre.Ahora era un depredador despiadado en busca de su presa, mi hijo.Mi pequeño Aldan mostró sus dientes y gruñó. Él podía ver a mi padre y a los otros lobos desde dentro del domo mágico, sin comprender que por fortuna ellos no podían verlo ni escucharlo
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El Primer Ataque contra mi cachorro
Mis uñas se enterraban con la fuerza de las raíces de un pino, mi cuerpo entero estaba en versión ataque, tan tenso que mis ligamentos parecían estar a punto de romperse. La oscuridad del bosque se espesaba aún más, envolviendo todo a nuestro alrededor como un manto oscuro y denso, haciendo difícil respirar. No era solo el peligro inminente lo que nos helaba la sangre, sino la sensación de que algo más grande que nosotros acechaba, esperando el momento oportuno para atacar.Eirik y yo permanecíamos en silencio, observando cada sombra, cada movimiento, atentos a cualquier signo de peligro. Aldan, refugía en sus brazos, temblando levemente, su pequeño cuerpo presionando contra el de su padre como un ancla en medio de la tormenta.De repente, el aire se cargó de una tensión indescriptible. Un fuerte aullido rasgó el manto del silencio de la noche, haciendo que mis orejas se alzaran automáticamente y mis garras se clavaran
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La Huida y la Tensión Creciente
El aire del bosque olía a tierra mojada, a sangre seca y a ceniza. Cada paso que dábamos se hundía en el lodo fresco, dejando una huella pesada, como si la tierra misma intentara retenernos. Las ramas bajas arañaban mi piernas desnudas tras la transformación, pero no tenía tiempo de cubrirme ni de detenerme. Eirik me había dado su chaqueta pero no cubría todo mi cuerpo.Mientras que Eirik con Aldan envuelto en una capa raída lo envolvía con tanto cariño, como a su mayor tesoro. Él se movía delante de mí, rápido, decidido, sin mirar atrás.La luna, antes testigo de nuestra desgracia, se escondía ahora tras nubarrones cargados de lágrimas amargas, como si anunciara lo que se avecinaba. Cada sombra parecía un susurro, cada crujido bajo nuestros pies era una advertencia. Nuestros nuestros sentían el peso del temor.Corríamos, tan rápido como nuestros pies nos lo permitían. Hacia dónde, no lo sabíamos, sólo corríamos.
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