"Quédense aquí". Les ordenó Álex a los niños con firmeza, luego corrió hacia la casa sin vacilar.Dentro, dos hombres se erguían amenazantes: uno apuntaba un arma hacia Josefina, mientras que el otro luchaba por levantarse del suelo, clara señal de que ella ya había presentado batalla.Una anciana permanecía sentada en silencio en su silla de ruedas, con miedo y desafío brillando en sus ojos."Suelta ese palo", le gritó el hombre armado a Josefina. "Esta vez no voy a fallar. ¡Te voy a disparar!"Josefina se mantuvo firme frente a la anciana, con el brazo sangrando por una herida de bala que le había rozado."No venderemos nuestra casa", declaró con fiereza. "¡Vete y dile a tu jefe que se puede ir al diablo!"El hombre disparó al suelo, cerca de sus pies a modo de advertencia, haciendo volar astillas."Parece que no entiendes con quién te estás metiendo", Se burló.Sujetándose la pierna herida, el otro hombre la miró con rabia, al tiempo que luchaba por ponerse de pie."Maldita perra",
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