—Fabián, Natalia, qué sorpresa —saludó Ana Paula un poco apenada ante la escena que acababa de desarrollarse ante sus ojos.El matrimonio Arison se separó lentamente y entonces saludaron a los recién llegados con una sonrisa en sus rostros.—Es un gusto verlos —dijo Natalia con dulzura.La mano de Fabián seguía sujetando la suya y no pudo evitar notar que la pareja Buendía se centraban en ese enlace.—¿Gustan acompañarnos? —ofreció Fabián, caballeroso.—Oh, no. Muchas gracias. Pero ya tenemos nuestra propia reservación —nuevamente fueron las palabras de Ana Paula las que se escucharon.Para asombro de Natalia, Roberto se mostraba demasiado silencioso, aunque había una frialdad inexplicable empañando sus orbes grisáceas, las cuales no dejaban de mirarla como en busca de una explicación que, claramente, no recibiría.—En ese caso que tengan una estupenda velada —deseó Fabián con socarronería.Esta actitud no iba dirigida a su querida Ana Paula, no, Fabián también estaba disfrutando de la
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