Ana Paula se sentía muy ansiosa, mientras observaba a la doctora acercarse hacia la camilla donde esperaba con el vientre expuesto. Esa era su primera consulta con el obstetra. Había retrasado la cita durante semanas porque se le hacía demasiado difícil de afrontar, que, por un error tan tonto, había resultado embarazada de un extraño. Sabía que la pequeña criatura crecía dentro de sí, era demasiado evidente. Cada día pesaba un poco más, a veces se despertaba con náuseas y otras no deseaba comer absolutamente nada. Cualquier olor fuerte y repentino le producía una oleada de asco y no podía quedarse quieta hasta vomitar. Pero ahora estaba aquí, en el consultorio, dispuesta a conocer a su hijo. A ese pequeño ser que ya había empezado a amar y quién se estaba convirtiendo en su fuerza para seguir adelante.La obstetra comenzó con su trabajo, era una mujer madura, con unos ojos muy sabios y amables. —¿Es tu primera vez, cierto? —le preguntó al notar su nerviosismo.Ana Paula le conte
Leer más