Axara se detuvo un momento, sorprendida por el título que la joven le había dado. Cael, sin embargo, sonrió ampliamente y respondió con confianza. -Buenos días. Prepárate, porque será un día largo. Y, con esas palabras, ambos continuaron hacia el ascensor, listos para enfrentar lo que el día les tuviera preparado. Las puertas del elevador se abrieron, y Axara salió junto a Cael. Sus manos entrelazadas transmitían un mensaje claro a todos: ya no había nada que ocultar. Caminaron con paso firme por el pasillo principal, rodeados de miradas curiosas y, en algunos casos, de murmullos apenas disimulados. Cael, como siempre, mantenía su postura elegante y autoritaria, mientras Axara intentaba concentrarse en el ruido de sus propios tacones para no dejarse intimidar. Cuando llegaron al área de oficinas, Carmen, la secretaria principal, los esperaba detrás de su escritorio. Su expresión era fría y severa, como si nunca hubiese aprobado ni comprendido la relación que ambos mantenían. -Bue
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