Axara caminaba de un lado a otro en la oficina mientras su mente daba vueltas. Sabía que Cael estaba hablando con Derek, y aunque deseaba confiar en él, tenía la certeza de que Derek lo negaría todo. No podía quedarse de brazos cruzados. "No dejaré que nadie destruya lo que hemos construido," pensó con determinación.Sin perder más tiempo, salió rápidamente y se dirigió al elevador. Su plan era claro: volvería al cuarto de cámaras y pediría al guardia que le proporcionara una copia del video. Aquellas imágenes eran su única prueba sólida, y con el futuro de su familia en juego, no iba a permitir que algo o alguien los lastimara. Acarició su vientre con ternura, pensando en el bebé que llevaba dentro y también en Gael, el pequeño hijo de Cael que había llegado a amar como si fuera suyo. "Ellos son mi prioridad. Siempre lo serán."Cuando las puertas del elevador se abrieron en el pasillo, el rostro que apareció frente a ella la hizo detenerse en seco. Laura, con una expresión llena de b
El sonido de la sirena de la ambulancia llenaba el aire, pero para Cael, todo parecía un eco lejano. Su atención estaba completamente enfocada en Axara, cuyo rostro lucía pálido y sin fuerzas. Los paramédicos trabajaban rápidamente, asegurándose de que estuviera en una posición adecuada para subirla a la camilla. Cada movimiento lo hacía contener la respiración, como si temiera que cualquier error pudiera empeorar la situación.—Tiempo de embarazo —preguntó uno de los paramédicos, mirando directamente a Cael mientras ajustaba el soporte del cuello de Axara.Cael, con la voz rota y el miedo reflejado en sus ojos, respondió casi de inmediato:—Tiene dos meses. ¿Estará bien? ¿El bebé estará bien?El paramédico evitó responder directamente. En su experiencia, prometer algo era arriesgado. En su lugar, dijo con un tono profesional, aunque distante:—Vamos a llevarla al hospital. Allí le harán los estudios necesarios.Cael asintió, pero sus manos temblaban mientras seguía sosteniendo la de
Amanda se quedó en silencio, incapaz de encontrar palabras. Sabía que Derek tenía los medios para cumplir su amenaza, y el miedo por su padre la paralizaba.—Entonces harás lo que yo te pida —dijo Derek, apretando aún más su brazo, como si quisiera asegurarse de que su mensaje quedara claro.Amanda bajó la mirada, las lágrimas rodando por sus mejillas. Su cuerpo temblaba, pero no dijo nada. La falta de respuesta fue suficiente para Derek, quien la soltó con un gesto brusco.—Buena chica —murmuró antes de darse la vuelta y marcharse, dejándola allí, luchando entre su lealtad hacia Axara y el amor por su padre.Amanda se quedó inmóvil, sintiendo cómo el peso de la situación la aplastaba. "¿Qué debo hacer?" pensó, con el corazón roto y la moral destrozada. La imagen de Axara en el suelo, herida y vulnerable, no dejaba de atormentarla, pero la vida de su padre también dependía de ella. Era un dilema que la consumiría por completo.La ambulancia frenó frente a la entrada del hospital, don
Amanda cerró su bolso con manos temblorosas, cada pequeño movimiento pesaba como si cargara un yunque sobre los hombros. Había regresado a la oficina únicamente para recoger sus cosas e irse a casa, pero la culpa la estaba consumiendo. Mentirle a Cael Van Der Wijk no había sido fácil, pero sabía que la salud de su padre dependía de que obedeciera las órdenes de Derek. "No tengo otra opción," se repetía, aunque las palabras no lograban calmar el nudo en su estómago.El sonido de pasos la sacó de sus pensamientos, y cuando levantó la vista, ahí estaba Derek Ferrer, con su habitual aire de superioridad y esa sonrisa cargada de malicia que le helaba la sangre.—¿A dónde crees que vas? —preguntó, su tono autoritario y burlón mientras se cruzaba de brazos.Amanda dio un respingo. No esperaba encontrárselo ahí. Intentó recomponerse rápidamente, manteniendo la voz firme.—Estoy cansada y quiero irme a casa —respondió, sin mirarlo directamente, mientras apresuraba los movimientos para guardar
La sala de espera estaba envuelta en un silencio opresivo, roto solo por el zumbido de los fluorescentes y el ocasional murmullo de las enfermeras al fondo. Cael miraba fijamente la pantalla de su móvil, sus manos tensas alrededor del aparato mientras leía el mensaje de Kang: "Laura ya fue encontrada. Todo se llevó a cabo según tus instrucciones. Está bajo control."El mensaje, aunque le daba cierta satisfacción, no disipaba el nudo que sentía en el estómago. No podía apartar de su mente la imagen de Axara herida, ni el terror de pensar que podría haber perdido al bebé... o a ella.—Señor Van Der Wijk, puede pasar a verla ahora —dijo una enfermera al abrir la puerta de la sala.Cael levantó la cabeza bruscamente y se puso de pie sin decir una palabra. Guardó su móvil en el bolsillo, ajustó su chaqueta con un gesto automático y siguió a la mujer. Cada paso que daba hacia la habitación donde estaba Axara le parecía interminable, y con cada segundo que pasaba, el miedo de lo que podría e
Amanda llegó a su casa exhausta, sus pies dolían después de todo el día corriendo de un lado a otro. Cerró la puerta detrás de ella y dejó caer su bolso en el suelo, suspirando profundamente. En su mano llevaba un termo con comida, un remanente de la tensa cena que había tenido con Derek Ferrer.—Papá, te traje algo de comer —dijo mientras entraba en la cocina, dejando el recipiente sobre la meseta.—Gracias, hija, pero ya cené —respondió su padre desde la mesa, donde hojeaba un periódico amarillento.Amanda lo miró, extrañada.—¿Cómo que ya cenaste? No había nada en la nevera esta mañana.Su padre sonrió débilmente y señaló hacia el plato vacío frente a él.—Una mujer muy amable vino a traerme algo de comer. Dijo que tu jefe, el señor Ferrer, la había enviado.El color se desvaneció del rostro de Amanda.—¿Qué? —preguntó con incredulidad, sintiendo cómo un escalofrío le recorría la columna—. ¿Dijiste que fue enviada por Derek?Su padre asintió, ajeno a la tormenta que se desataba en
Axara estaba sentada al borde de la pequeña cama de Gael, con la mirada fija en su rostro mientras sus dedos recorrían suavemente su mejilla. El niño había logrado quedarse dormido después de la tormenta emocional que había vivido, y ahora su respiración era pausada, un leve susurro que rompía el silencio de la habitación. A la luz tenue de la lámpara nocturna, su expresión era serena, completamente opuesta al caos que había mostrado horas antes. Axara sentía un nudo en el pecho al pensar en lo vulnerable que había sido.El crujido de la puerta al abrirse hizo que levantara la cabeza. Allí estaba Cael, con los hombros tensos y una expresión que mostraba una mezcla de cansancio y culpa. Caminó con pasos ligeros, tratando de no hacer ruido.—Él parece más calmado ahora —dijo en un susurro, sus ojos descansando sobre su hijo mientras avanzaba hacia ellos.Axara apartó la mano del rostro de Gael con cuidado, como si temiera romper la paz que lo envolvía. Se levantó despacio, su cuerpo aún
Las últimas dos semanas habían transcurrido con una calma que se sentía casi irreal después del torbellino de emociones y tensiones previas. Axara había aceptado tomarse un tiempo de descanso tras insistencia de Cael, reconociendo que su cuerpo necesitaba ese espacio para enfocarse en su embarazo y también para recuperar la paz emocional. Estar en casa cuidando de Gael le había permitido conectar más con él, y juntos habían logrado crear una rutina que llenaba los días de risas y pequeños momentos de felicidad.Mientras tanto, Cael se encontraba inmerso en el trabajo, tratando de equilibrar su rol de padre, pareja y líder empresarial. Esa mañana, el ambiente en la oficina estaba cargado de expectativas. Una importante reunión para cerrar la venta de los diseños otoñales estaba programada, y Cael estaba decidido a que todo saliera perfecto.—Carmen —llamó con firmeza mientras cruzaba el pasillo hacia su oficina, los pasos resonando en el suelo pulido—, esta mañana tengo una reunión cru