El auto se deslizaba suavemente por las calles iluminadas mientras Georgina entrelazaba sus dedos con los de Ismael. La tensión en el ambiente era palpable, pero Ismael, con su juventud y falta de experiencia, no veía más allá de lo que tenía frente a él , es una mujer hermosa, con una presencia arrolladora que lo hacía sentir especial. Georgina lo miraba con picardía, sus ojos oscuros chispeando en la penumbra del coche. Para Ismael, era como estar en el paraíso, con una diosa que le había concedido la oportunidad de entrar en su mundo. Para Georgina, sin embargo, era un juego más. Había sido rechazada por Emanuel esa misma tarde, y eso la irritaba profundamente. No porque le interesara él como persona, sino porque nadie le decía que no. Así que, como respuesta, había ido directamente a buscar a su hijo a la universidad. Si Emanuel no quería jugar, ella se aseguraría de que Ismael lo hicieriera . Cuando Ilegaron al hotel, alrededor de las ocho de la noche, Georgina tomó las riend
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