Capítulo 28: Su rechazo duele.
Franklin sonrió con una malicia que parecía llenar la habitación. Sus ojos grises, fríos y penetrantes, se clavaron en Emily mientras tomaba su mano y la colocaba sobre la erección que marcaba su pantalón. Su gesto era firme, casi desafiante, y el calor que emanaba de su cuerpo parecía envolverla. —En ese caso, tendrás que ayudarme con esto, como yo te ayudé a ti. Hermosa Emily~ —le susurró él, claramente disfrutando de toda la situación. En su rostro era evidente lo excitado que estaba y cuánto la deseaba. Emily asintió, mientras con su mano libre se acomodaba la tanga, sintiendo aún cómo su entrepierna seguía pegajosa por sus fluidos. Intentó ignorar ese hecho. En ese momento, lo único que importaba era complacer al desgraciado para que la dejara en paz. Con un movimiento decidido, apartó su mano del bulto en la entrepierna de Franklin y entrelazó sus dedos con los de él, buscando un respiro, un momento para recuperar el control. —Puede ser cansado para usted, señor Robinson —
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