CAPITULO 37- NO VOY A PARAR.—¿Harina? —repitió Lucien, intentando sonar casual mientras limpiaba la comisura de sus labios —. No es nada, Alessia. Debe ser de... algún bocadillo en la cocina. Ya sabes, estaba probando algo.Sin darle tiempo a replicar, caminó hacia el baño, tomó una toalla y comenzó a limpiarse con movimientos rápidos.—¿Qué querías? —preguntó desde el baño, mirando a Alessia por el reflejo en el espejo. Su tono era seco, casi mecánico.Ella apretó las manos, sintiendo cómo sus uñas se clavaban en sus palmas, pero se obligó a sonreír mientras lo seguía con la mirada.—Quería hablar de la luna de miel —dijo con dulzura medida—. La boda será en unas semanas, Lucien, y todavía no hemos decidido a dónde iremos.El detuvo sus movimientos, la toalla colgando de su mano, antes de girarse hacia ella con una expresión de fastidio apenas disimulado.—Alessia, puedes elegir lo que quieras. A mí realmente no me importa. —Hizo un gesto vago, como si estuviera apartando un mosquit
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