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24 chapters
El susurro del "Darrien".
—Kairon. uhhhh... —Estaba reaccionando. Como respuestas a sus caricias. Succiono más el pezón, la vez se posicionó encima de ella.—¡Ahhh!.—Lo gemidos guturales no se hicieron esperar, mezclados con una queja contemplativa, deseosa de más, conocía el lenguaje de la pasión. Su cuerpo lo estaba reconociendo.Abrió sus piernas, para abrazar con su mirada lasciva su coño, lindo y carnoso.—«¡Grrr!». —Tenía hambre de ese bocado. No le importo su ausencia visual, aún con los ojos cerrados, el estremecimiento era latente. Froto sus pliegues con la robusta cabeza de su verga. Deslizó hasta que la desesperación le ganó, punteo su entrada. —¡Ay!.—Grito. Eso ayudo a que la necesidad aumentara. Volvió a empujar.—¡Ahhh!.—Sus respuestas enloquecían su lado más perverso. Se adentro hasta el fondo, entre suspiros y gemidos que eran música para su ego.La penetro con fuerza, entraba y salía de su coño. Entre los empujes que aumentaban la intensidad del ritmo según la necesidad por calmar sus ansias,
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El filo de la espada.
Amaneció entre sus brazos, el reflejo tóxico de una noche cargada de desacuerdos y pasión, la sometía a recrearlo nuevamente en su mente. Le gustaba lo que sentía cuando estaba a su lado, como el extremo oscuro que completaba el equilibrio de su existencia. Solo había visto los colores más bonitos de la vida, la inocencia sosegada, pura paz sin extremecimiento, hasta que Kairon le arrebato esa zona de confort. En ese preciso instante veía con detenimiento los detalles calavéricos de la recámara, desde su posición indefensa. El enorme cuerpo del demonio, la sujetaba con fuerza por la cintura, muy compacta a su dureza, con aparente miedo de que se le escapará. Deseaba ver más, tomo con delicadeza sus manos, se fue deslizando con timidez, para evitar que se despertara.—«¡Grrr!».—El gruñido retumbó en la habitación en aparente calma, por igual los ecos fluyeron, rompiendo la calma silente. —Ven acá.—La halo, aún con los ojos cerrados. Se posicionó sobre ella y la penetro con rudeza.—¡
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¡Me tienes loco!
—Estaba cerca de la ventana. Entre en trance y me caí. Fue simplemente eso. Me suele pasar. —Se lamió los labios para aplacar un poco el nudo en su garganta.—No tengo la culpa de la falta de protección en la ventana. Más bien usted debió prever eso, mí rey.—Esa última palabra, casi provoca que se le reviente el estómago. Recordó a tiempo, debía intentar ser sumisa, como Bastix. —¡Maldición!.— Él bajó la espada. Supuso que su mentira había dado sus frutos. Al parecer, hasta eso ya había aprendido con exactitud. Mejor que antes. El hecho de ser mística, de ser de la séptima dimensión, no era la ausencia de una dosis de oscuridad picara en su vida. Sabía manipular un poco."A veces las mentiras te podían zafar de situaciones bastante difíciles". Sintió un gran alivio y descansó en su corazón cuando este se retiró.Bueno, solo un instante. Cuando vio una leve neblina oscura mezclarse con un color violeta, como si fuera la señal de que ella estaba mintiendo. Se volvió a inquietar, está ve
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La promesa de un Vínculo.
—«¡Grrr!».—Vieda se había desvanecido entre sus brazos. La levantó como la ligera pluma que sentía que era. —¡Mierda!.—No parecía estar fingiendo, además su piel estaba muy enrojecida. Con ella en brazos, se apuro a salir de la habitación, por el rabillo del ojo noto el revuelo de sus ancestros. Ignoro lo que tenían para transmitirle a través de su energia. Casi tumba la puerta a su espalda, por la intensidad al cerrarla con crudeza demoniaca. La tosquedad visceral que lo permeaba, siempre aumentaba cuando no sabía que hacer. Sus pasos retumbaban como el más pesado plomo, hasta las paredes parecían estremecerse por sus vorágines movimientos de desesperación. —¡Boa!.—Grito. Más de un servil, apostado en los pasillos, se estremeció al escucharlo, los ecos se difuminaron con espanto ronco, resonando una y otra vez hasta que su principal servil apareció con los ojos desortijados. —¡Estoy aquí!.—Lo guío con el poder de su voz, al verlo mirando sin dirección al pie de la escalera.—¡Sube
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