En una de los simposios que festeja mi señora, las diosas no paran de hablar del tormento que pasan las almas en el Inframundo por las constantes discusiones de los gobernantes y de cómo Perséfone no para de gritarle a Hades, recriminándole y reprochándole sobre su estancia ahí y que cuando está en los Campos Elíseos gobierna con mano de hierro, vigilando con sumo cuidado a las almas que habitan ahí y recordándoles las estrictas reglas que existen. El paraíso de los iniciados a los misterios antiguos, de los justos y virtuosos, ahora se ha convertido en una prisión de campos floridos.Me da tanta pena escuchar todo eso, que mi hogar, que antes era cálido y familiar, ahora es un desastre, que las almas que debían descansar en paz, no paran de sufrir, muchos dicen que Hades se ha vuelto muy estricto, más de lo normal, con los habitantes del Inframundo, incluso muchos se atreven a decir que es un desquite del Dios por la frustración de su matrimonio.Miro a lo lejos y veo a mi hijo senta
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