[Narra Enzo] El frío me calaba los huesos, pero no era nada comparado con el vacío que sentía en el pecho. Mis manos temblaban, no sabía si por la helada o por la angustia que me devoraba desde dentro. Estaba parado frente a la casa de los West, golpeando la puerta con desesperación, con la garganta ardiendo de tanto gritar su nombre. —¡Brooke! ¡Por favor, amor, escúchame! —Mi voz era un eco desgarrador en la noche helada. Robert seguía en la puerta, de piedra, su mirada llena de desdén, su cuerpo bloqueando la entrada como un muro infranqueable. Detrás de él, Melanie podía ver a Melanie mirándome con pesar. Pero yo no necesitaba lastima o pesar de nadie, necesitaba verla a ella. —No me hagas llamar a la policía, Enzo. En Italia eres alguien de renombre y aquí también, pero en mi casa solo eres un inútil que lastimó a mi hija quien sabe cuántas veces. —dijo Robert con voz dura, sin un ápice de compasión. —No me importa —respondí con el alma hecha pedazos—. ¡Sólo quiero verla! Ne
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