Mis labios volvieron a su cuello, mientras mis manos se colaban por el escote de su pecho, me encantó sentir sus pezones erectos, así que los pellizque fuerte —¡Adriano! — Shhhh, princesa, estoy apenas es el comienzo, susurré en su oído, luego comencé a amasar sus muy firmes y redondos pechos. Bajé mis besos por su escote para llevar mi boca hasta ese lugar que aclamaba mi atención, como el vestido me molestaba lo rompí — ¡Adriano! — sonreí con suficiencia por su reacción y comencé a delinear sus pechos con mi lengua, mientras devoraba uno, pellizcaba el pezón del otro, cosa que fue aumentando su placer y por ende sus gemidos. Le di toda la atención que sus pechos querían, luego bajé mis besos por su perfecto cuerpo, me detuve para quitar la diminuta tanga que traía, la deslicé con mucha delicadeza porque mi plan no era asustarla y no sé por qué algo dentro de mí me pedía hacerle el amor.No quería que ella se sintiera como una más quería que esta experiencia fuera única, así que mi
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