—Por favor, tome asiento —dice el médico, señalando la silla frente a él.Albert siente que el mundo se detiene al escuchar el tono serio del médico, mientras toma asiento. Algo dentro de él le anuncia que lo que está por escuchar no es muy bueno. El médico toma un respiro profundo, agregando mayor tensión a aquel momento, con los ojos fijos en Albert:—Su hija presenta una deficiencia renal, por lo que debe recibir un trasplante de riñón.Albert se queda paralizado ante aquellas palabras, aturdido por sus pensamientos, le cuesta procesar la noticia. En un instante, su vida se ha vuelto a desmoronar y ahora con un agravante mayor, su hija, su pequeña está enferma. Justo en ese momento, Marta entra al consultorio. Su expresión cambia de inmediato al ver la preocupación reflejada en el rostro de su ex esposo. —¿Qué está pasando, Albert? —pregunta al notar el silencio entre ellos. Albert no consigue modular palabras, ni responderle de inmediato. Pero el médico, comprensivo, se
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