Todos os capítulos do El CEO "Un Falso Prometido para Navidad": Capítulo 151 - Capítulo 157
157 chapters
El sabor amargo de la realidad
Inconscientemente Antonella baja la mirada, siempre se ha sentido intimidada por aquellos ojos grises. Albert se detiene al lado de Marcos y ella se posiciona del lado de su amigo. Aunque en ese momento no puede decirle nada a Blas ni a su hermano, aquella situación en la que ambos la han puesto, es emocionalmente perturbadora para la pelirrubia.En un instante, todos sus sentimientos se agolpan en su pecho removiendo todo aquel pasado dentro de ella. Es como si en ese instante ella estuviese en medio de un terremoto y sólo él, Albert Miller, pudiera rescatarla. Durante los minutos de la ceremonia, sus miradas se cruzan y sus ojos parecieran hablar por ellos. Decir lo que aún sienten el uno por el otro. Sin embargo, hay en Albert cierta melancolía que Antonella no alcanza a comprender. Aquella ceremonia se vuelve interminable para dos almas que habían estado separadas geográficamente por la distancia, pero que emocionalmente se mantenían vibrantes y unidas. “Está mucho más herm
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¿Qué más debía descubrir?
En el momento que Albert regresa a la mesa en compañía de Eva, esta recibe una llamada telefónica, la cual prefiere atender en privado. —Regreso en un momento —dice alejándose hacia el área de la piscina. Albert aprovecha de ir al sanitario, guiado por uno de los camareros y siguiendo sus instrucciones, entra a la lujosa mansión. Justo cuando se dirige al baño de la primera planta, escucha el llanto de un bebé; movido por la curiosidad, sube las escaleras y se deja llevar por el sonido agudo de su llanto. Abre la puerta de la habitación y ve a la hermosa niña acostada en su cuna, succionando su manita. —¡Hey, hermosa! —la pequeña Isabella observa el rostro de aquel hombre como si lo conociera.— No llores, estoy aquí —levanta a la pequeña y la acuna entre sus brazos logrando que deje de llorar. Antonella mira su reloj, según el horario en el que amamantó a su bebé, aún faltaban algunos minutos. Sin embargo, había algo dentro de ella que la hacía sentirse inquieta y ansiosa. S
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Decisiones...
Los días pasan de prisa en la vida de Antonella, quien por ahora sólo se dedica a cuidar de su hija y a apoyar a su padre en la empresa. Mauro ha estado delicado de salud por lo que ella, debe hacerse cargo del imperio Moretti, ya que no cuenta con el apoyo de Marcos.Luego de su boda y de la luna de miel en Santorini, Marcos regresa a Madrid y junto a Blas, ha iniciado su propia empresa de diseño y decoración de bodas, obteniendo rápidamente excelentes ganancias. Por lo que sólo, puede apoyar a su hermana en los asuntos de Marketing de la empresa y eso, cuando le queda un poco de tiempo libre. En tanto, Macarena, durante sus vacaciones en Nápoles, recibe una propuesta de trabajo como Doula y en algunas ocasiones, apoya a Antonella con el cuidado de Isabella, mientras planifica su boda con Miguel. Finalmente podrá cumplir su sueño de tener su propia familia. Además, ha seguido asistiendo a sus terapias y su ansiedad ha disminuido considerablemente, al igual que su contextura física
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Un regalo para Navidad
A pesar de sus dudas, Antonella sabe que ya es un poco tarde para ella y para Albert. Sólo necesitaba convencerse a sí misma, que todo había terminado y ya. En tanto, en el salón donde acaba de darse inicio a la ceremonia, Albert escucha al juez, asintiendo en cada uno de los compromisos que tiene por delante en su nueva vida al lado de Eva. Hasta ese momento, Ralph desconoce que Abdullah no es su verdadero padre. Mas, tanto Albert como Eva se han estado preparando para contarle esa misma noche, la verdad. Justo cuando el juez está por declararlos como marido y mujer, alguien irrumpe en la sala, deteniendo la ceremonia.—Un minuto Sr juez, yo me opongo a esa boda. —Los invitados voltean para ver quién es esa persona. Albert se gira de frente, mientras Eva cubre su boca con ambas manos. —¡Robert! —murmura Albert al ver a su hermano ¿libre? Debido al comportamiento de Robert durante ese año en la cárcel, y luego de un recurso de amparo que solicitó su abogado, lograron darle
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Una falsa prometida para el CEO
—¿Antonella? —Albert levanta el rostro y se incorpora.— ¿Qué haces en Madrid? —pregunta abrumado y aturdido por su presencia. —¡Albert! —susurra ella sin dejar de sostener la mano de su hija.— Vine con mi padre para festejar la navidad y el aniversario de bodas de Blas y mi hermano. —¡Mamma! Ese es mi regalo. —Isabella interrumpe la conversación entre los dos adultos, con sus ojitos tristes y cristalinos. —Sí, princesa es tuyo —responde Albert agachándose y entregándole la caja.— Sólo debes sostenerlo con fuerza para que no se caiga. ¿Vale?—Gracias, señor. —contesta, la pequeña. Mientras Antonella siente un nudo en la garganta y enormes ganas de llorar, al ver que padre e hija están frente a frente sin saber lo que significan el uno para el otro. —Vamos Isabella —Alcanza a decir, tomando en su otra mano, la caja. —Espera, déjame dárselo de regalo. —Albert le pide. Ella asiente y la pequeña Isabella toma de la mano a aquel especie de Santa Claus que acaba de conocer. Levant
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Todo vuelve al principio
—Albert, tus hijos, pueden vernos. —susurra ella sin detener sus movimientos pélvicos al momento de sentir como sus dedos (los de él) hurgan entre sus bragas. —No están, se fueron con sus abuelos a Manresa. —murmura él. —¿Y tú hermana, tu mamá? —insiste ella, un tanto nerviosa pero también deseosa de seguir sintiéndolo. —¿Quieres qué me detenta? —pregunta él con incredulidad, ya que puede sentir los pliegues de su sexo empapados y como no para de contonearse. Antonella agita la cabeza de lado a lado respondiendo de forma negativa a su pregunta. Aquel gesto es suficiente para que él dé rienda suelta a la pasión que sólo le provoca la pelirrubia. Albert la hace girar de frente a él y comienza a besar sus labios. Sus bocas hambrientas se devoran y sus lenguas danzan a un mismo ritmo. Las manos de ellas, se aferran a la amplia espalda de Albert, descendiendo hasta la curvatura baja de su espalda para luego detenerse en el nacimiento de sus glúteos. Albert en tanto, presiona su v
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Un nuevo comienzo 🎆
Antonella abre los ojos, mira a su alrededor, incrédula aún de lo que ocurrió esa noche de Navidad. Se lleva las manos al rostro para frotarse los ojos y se encuentra con el brillo intenso de la piedra del anillo de compromiso que resplandece frente a ella. Mira su mano, la mueve y suspira. ¡Sí! ¡Era real! Tan real como aquel intempestivo y alocado encuentro sexual en el que fue suya nuevamente. Mueve su cabeza de lado a lado con una espléndida sonrisa en sus labios. Albert lograba desatar en ella, emociones subliminales y tan intensas que no sabía como negarse y darle un no. Era como si una especie de fuerza magnética la envolviera convirtiéndola inevitablemente en rehén de su propio deseo y del placer.La voz de la pequeña Isabella, la regresa a la realidad. —Mamma, —dice la niña, mientras se incorpora en la cuna. Antonella se sienta de la cama, se coloca las pantuflas y va hasta la cuna. Levanta a Isabella entre sus brazos y la besa tiernamente en las mejillas. La felicida
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