Los días pasaron tranquilos, pero algo extraño comenzó a suceder.Al principio, pensé que era mi mente jugándome una mala pasada, pero conforme pasaba el tiempo, la sensación de que alguien me observaba no se iba. Lo ignoré, convencida de que estaba siendo paranoica, pero esa sensación persistió, sobre todo en las noches, cuando me encontraba frente a la ventana. Había algo inquietante en la quietud de la casa y la forma en que las sombras parecían alargarse con el paso de las horas.Una noche, cuando me levanté a tomar un vaso de agua, la vi. O mejor dicho, la percibí. Una sombra alargada que cruzó rápidamente frente a la ventana de la cocina. Mi corazón latió más rápido, y sentí el escalofrío recorrer mi cuerpo. Estaba segura de que alguien había pasado por ahí. Miré por la ventana, pero no vi nada.Pensé que tal vez había sido un reflejo del arbol cercano, o un juego de luces de algún vehiculo, un venado, incluso un buen poco de nieve que haya caído del techo, pero aquellas pisadas
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