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76 chapters
Un sueño que se desvanece
La brisa suave acariciaba los jardines, donde la luz del atardecer tiñó todo de un dorado mágico. Era el día perfecto. El aire estaba cargado de promesas, y el mundo parecía haberse detenido, como si todo fuera un sueño, suspendido en la serenidad de un momento eterno. Kamill estaba allí, en el altar, con su porte elegante y su mirada fiera color esmeralda, tan intensa y peligrosa que, a pesar de su quietud, parecía capaz de someter todo a su voluntad. Su traje negro, perfectamente entallado, parecía una segunda piel, y sus ojos, ocultos tras la sombra de su cabello oscuro, nunca dejaban de escrutar, como si aguardara algo… o alguien.En la penumbra se alza el trono, donde su sombra teje el destino, el Rey de la Mafia, en su silencio, guarda el peso de un reino perdido.Sus ojos, fríos como el acero, miran el altar, la espera constante, la Reina llegará, y con ella, la noche será más vibrante.Su aura, un fuego de hielo y llama, cerca a todos, sin tocar, sin hablar, un susurro mortal
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SE ACABO
El día había amanecido gris, como si el cielo mismo compartiera el peso que Lilith llevaba en su corazón, después de escuchar que estaba embarazada su madre le había inyectado un tranquilizante, Lilith no podía evitar entonces el sueño la había acogido, pero el tranquilizante no duro mucho para ella.La habitación estaba llena de sombras, largas y pesadas, como si el aire mismo llevara el peso de los secretos que albergaban. Lilith se arrodilló frente a su madre, sus manos temblando al aferrarse al dobladillo del vestido real. La tela, suave como la seda, parecía cortarle los dedos como un reproche silencioso, allí estaba nuevamente ante ella ante su condena más grande, sola e indefensa ante el enemigo.—Por favor, te lo suplico… —Su voz se quebró al salir, lo primero que ella hace es suplicar por aquella vida en su vientre, como el crujir de un cristal roto—. Detén esta orden, el bebé no tiene la culpa de nada, no le hagas daño — sus ojos avellana brillando con desesperación.Sonia l
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SE HA IDO
Aquella habitación que Lilith cataloga como maldita, estaba en penumbras, envuelta en el pesado sudor de la desesperación. Lilith yacía en el suelo, el aire se había espesado a su alrededor como si la atmósfera misma se negara a llenarse de vida. Cada respiración era un eco de su propio dolor, un recordatorio cruel de su impotencia. Los calambres recorrían su abdomen, retorciéndola, haciéndola sentir como si mil cuchillos afilados le arañaran las entrañas. La presión aumentaba, surgiendo desde lo más profundo de ella, como si un monstruo interno tratara de liberarse a la fuerza.“¡AH!” El grito le brotó del pecho, desgarrador y sincero, pero el silencio le devolvió una respuesta mucho más hiriente, un eco frío que se sentía como la muerte misma. En el pasillo, su madre, ignorante de la calamidad que envolvía a su hija, daba sorbos lentos a una copa de vino. El tintinear del cristal le llegaba como música en un evento funesto; un recordatorio sutil de que el mundo seguía girando, ajeno
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PALABRAS COMO PUÑAL
Cuando Lilith volvió a abrir los ojos la sangre ya estaba seca en el suelo, su corazón empieza a latir con fuerza los párpados se sentían pesados el cuerpo cansado y destruido la mente estaba en blanco el corazón herido, sus ojos avellanas carecían de emoción el brillo característico había desaparecido, sentía un gran vacío incluso abrir los ojos en su totalidad era muy difícil para ella, después de lograrlo empieza a mirar todo a su alrededor tratando de buscar una manera de escapar de allí pese a que la realidad era dolorosa y pesada, cargaba en sus hombros la culpa de no poder proteger una vida inocente, Pero tenía claro que debía salir de allí, se colocó de pie sintiendo la rigidez absoluta y la sangre seca pegada a su cuerpo.La desesperación y el dolor la azotan nuevamente, ella buscaba una salida desesperadamente, no podía seguir allí, no podía seguir con la sangre de su hijo pegado a su cuerpo, en su alma el odio empezaba a brotar el desprecio se apoderaba de ella mientras que
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SU LIBERTAD
La celda en la cual Kamill fue trasladado era más fría y oscura que la anterior, aquella mañana Kamill estaba sentado en aquella oscura celda, la fría piedra mordía su piel como si intentara recordarle el peso de su cautiverio. Cada golpe y moretón palpitaba, pero el dolor físico era un murmullo distante en comparación con el grito ensordecedor que resonaba en su pecho. Lilith. Su nombre se desplegaba en su mente como el eco de una canción que había perdido su melodía. El recuerdo de su sonrisa era un punzón en su corazón. Kamill podía visualizarla con claridad, con esos ojos brillantes y llenos de vida que le ofrecían una paz que ahora parecía inalcanzable. En su mente, sus risas danzaban como hojas al viento, pero la realidad era otra; la incertidumbre la había robado de él. Cada día sin ella era una agonía, una herida que se abría más y más, dejando que la soledad se filtrara en cada rincón de su ser.Se sentía como un náufrago en un mar de dolor, rodeado por olas de desesperación
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UN PLAN
Lilith llevaba tres días encerrada en esa habitación que se sentía más como una tumba que un refugio. La penumbra era sofocante, pero no tanto como el peso en su pecho. Tres días sin comer, con el alma hecha pedazos, pensando en aquella conversación que su madre quiso tener con ella, pero Lilith sentía repugnante estar cerca de Sonia, entonces solo había vuelto en la habitación y a su madre no le importaba en lo absoluto ella disfrutaba saber que Lilith estaba destruyéndose con cada segundo que pasaba entonces dio órdenes de que la mantengan bajo llave. A Lilith recuerdo del bebé que estuvo en su vientre la atormentaba, una herida abierta que latía con cada respiración. La soledad era su única compañía, y el tiempo se había convertido en una masa pegajosa e interminable. Era tan doloroso para ella la sola idea de que un bebé había sido víctima de la maldad de los demás, su corazón sangraba con cada minuto de vida y la herida de la ausencia de Kamill la destrozaba aún más, entonces sol
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