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Todos los capítulos de El idilio de la mariposa: Capítulo 11 - Capítulo 12
12 chapters
10. La graduación
—Señor Drews, tiene una visita —dijo Jareth, de manera despectiva.—¿Quién es? —preguntó Hadriel, con neutralidad.Ya eran casi las siete, pero él se quedaba más tarde, para organizar y revisar todo. Tenía el presentimiento de que era más fácil y corto desde antes de casi chocar con aquella desconocida, porque desde ese entonces, las horas parecían que se hacían más lentas y largas.—Arthur Walker, joven señor —dijo Jareth, con resignación.—Hazlo pasar.Hadriel colgó y cerró su computadora. Con las personas con las que tenía que tratar, Arthur Walker era su contraparte y rival en todos los ámbitos de su vida. Reconocía que era inteligente y capas; sería el número uno, si él no hubiera nacido. Era por eso que Arthur estaba relegado a en segundo lugar en cada una de las actividades que desempeñaran, porque siempre estaría detrás de él. La tensión y la enemistad se podía palpar en el aire, aunque nunca había sucedido ningún altercado mayor entre los dos; siempre estaba pendiente del más
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11. Yo soy su mariposa
—Señor Hadriel —dijo una voz femenina, con seriedad fingida—. ¿En qué piensa el joven genio?—En muchas cosas —respondió Hadriel, mirando de reojo a aquella atractiva muchacha. Se llamaba Alexa Walk, y era cuatro años mayor que él, pero habían congeniado en todos los aspectos.—¿Una copa? —preguntó Alexa, entendiendo el vaso hacia él.—Está bien. —La recibió de buena manera y bebió un trago del vino—. ¿Y qué harás ahora, Alexa?—Buscaré trabajo —comentó ella, con humor. No era descendiente de una familia privilegiada y millonaria como la de Hadriel. Había estudiado por medio de una beca—. Ahora estoy preparada para estar en las empresas de elite y ofrecer mi conocimiento.—Estoy seguro de que te irá bien —dijo Hadriel, con sinceridad. Alexa era de las pocas personas que había visto esforzarse, hasta el cansancio y trasnocharse para mejorar y lograr alcanzar sus metas—. Eres excelente.—Gracias —dijo Alexa, serenidad. Luego se puso nerviosa y respiró hondo. Había quedado embelesada con
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