—Alex, espera. —Caminaba detrás de él, casi corriendo para poder alcanzarlo, pero el castaño no parecía tener intención de detenerse. Había hecho lo mismo cuando abrió la puerta de la oficina de papá y me vio con los ojos llenos de lágrimas— ¡Detente!Apenas me escucha gritar, el alto frena de golpe y se queda quieto, pero sin voltear a mirarme. Podía ver a varios hombres de seguridad en sus puestos de vigilancia, fingiendo que no veían o escuchaban nada de lo que estaba pasando, pero con un gesto hago que se marchen, dándome un poco de privacidad con mi guardaespaldas.Sí, porque me niego a que deje de serlo.Papá no podía ser tan obtuso.—¿Por qué lo estás haciendo? —Le pregunto, pero él no me responde— ¿Renunciar? No puedes hacerme esto, me prometiste que lucharíamos juntos.Me estaba dejando para complacer el tonto capricho de mi padre.—Estoy haciendo esto por tu bien, Olivia. —Responde después de un rato en silencio, en voz baja y todavía sin mirarme.—Oh, no... No digas que est
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