Joaquín se quedó sin palabras, y luego comenzó: —Es porque ella..."Salió a prepararte una sorpresa." Antes de poder terminar la frase, se dio cuenta de algo extraño... Carolina siempre le decía que necesitaba cuidar su embarazo, que no podía esforzarse demasiado o afectaría al desarrollo del bebé.Pero... ¿ir de compras tampoco era algo ligero, verdad? Es decir... para Carolina, cansarse de compras no importaba, pero cuidar a Gabriel sí era un problema.—Papá, ¿qué le pasa a mamá Carolina? —preguntó Gabriel confundido al ver que Joaquín no terminaba la frase.—Nada —después de todo, era su único hijo. Joaquín debía priorizarlo—. Cuando volvamos a casa, le diremos a mamá Carolina que sin importar qué tan ocupada esté mañana, tiene que ir a recogerte, ¿te parece?—¡Sí! —respondió Gabriel satisfecho, y murmuró—: Quiero que todos mis compañeros de clase vean... que mamá Carolina me quiere más que a su propio hijo.—Así será —sonrió Joaquín. La Carolina que él conocía era una mujer bondado
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