—¿Cómo te atreves a criticarme ahora cuando ni siquiera pudiste controlarte cuando me engañaste y trataste de complacer a Carolina llevándote a Gabriel? —le reclamé antes de entrar directamente a la librería en busca de Sofía.Al verme llegar, Sofía corrió emocionada hacia mí y se lanzó a mis brazos gritando "¡Mamá!" con tanta fuerza que resonó por toda la librería, un lugar donde se debe mantener el silencio. Antes de que pudiera recordárselo, Daniel se me adelantó:—Sofía, hay que hablar más bajito, ¿sí?—Está bien, entiendo —respondió ella obedientemente, bajando su voz. Ver su comportamiento tan maduro mejoró mi estado de ánimo, así que la tomé de la mano y le dije—: Vamos arriba a ver qué libros te gustaría comprar.—¡Sí! —contestó entusiasmada.Después de que nos fuimos, Joaquín permaneció inmóvil en su lugar mientras Carolina, al notar su expresión perturbada, intentó consolarlo: —Joaquín, no te pongas así...—Nunca imaginé que el no haberle dado nada en el divorcio la afectaría
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