Capítulo 41
—Gracias, papá —agradeció Sofía dulcemente.

—De nada —respondió Daniel, con voz notablemente más suave.

Sofía tomó un sorbo de sopa y levantó la mirada hacia Daniel: —Papá, ¿cuándo regresa el tío chef?

—El lunes —respondió Daniel.

—Mañana es sábado... —calculó Sofía mentalmente—. Ya tenemos planes para mañana. ¡Entonces el domingo! —propuso entusiasmada—. ¡Cocinemos nosotros en casa!

Realmente quería experimentar cómo vivía una familia normal de tres.

Daniel me miró, aparentemente preocupado de que me negara. —No hay problema —respondí sin dudarlo.

Tranquilizado, Daniel acarició la mejilla de Sofía: —Haremos como tú dices.

Entre tanto, Gabriel había llegado a casa y seguía sin comer... Su estómago rugía de hambre. Desesperado, abrió el refrigerador buscando algo de comer, pero estaba completamente vacío.

Frotándose su pancita, abrió el congelador donde había muchos helados. Mmm... Aunque la mala mamá decía que el helado era malo para el estómago y no lo dejaba comer mucho, ¡ella ya se
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