Pedro salto la cerca de la casa un poco precaria, escalo el árbol que había a un lado de la casa hasta que llego a la rama ancha en la cual pasaba varias noches de la semana, observando, vigilando, a pesar de que sus padres le habían dicho que eso estaba prohibido, que no era bien visto que él hiciera aquello, pero por el momento era lo único que podía hacer, al menos de esa forma no se convertía en un asesino, a pesar de que su primo Gabriel le aseguraba que matar a un hijo de puta no estaba mal, lo malo seria matar a un inocente, aun así no estaba seguro de dar ese paso, su padre Felipe nunca había matado a nadie, y dormía como un niño, un niño bonito como lo llamaba Carlos, pero… su verdadero padre era otra cosa, Pedro no era muy hablador, nunca lo fue, era más del tipo que observaba, aun con sus 18 años, sus palabras salían a cuenta gotas, era por eso que podía observar sin que nadie se diera cuenta, él vio a su padre Carlos más de una noche deambular por su hogar, sabía que eran
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