El amanecer aún estaba lejos cuando abrí los ojos por completo. Por un momento, me quedé inmóvil, mirando la oscuridad de la habitación, sintiendo cómo el peso de la noche anterior todavía reposaba sobre mí como una sombra imposible de disipar. Había dormido, o al menos, lo había intentado. Pero cada vez que cerraba los ojos, las imágenes regresaban. Momentos congelados en mi mente, sus rostros superpuestos, las palabras que nunca pedí escuchar. Me senté lentamente sobre la cama, abrazándome las rodillas, y dejé que el silencio me envolviera. Era un silencio engañoso. No el tipo de silencio que ofrecía paz, sino el tipo que dejaba espacio para que los pensamientos más pesados encontraran su voz. Y ahí estaban. Wallace. Bennett. Victoria. Xander. Adrian.Una maraña de nombres, de recuerdos, de miradas y palabras que se repetían como un eco interminable. ¿Cuándo empezó a enredarse todo?Cuando llegué a Silicon Valley, todo era tan claro. Estaba aquí por Hart Tech, por el proyect
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