Capítulo 12: Yo sé mucho del Rey.
—¡Me llena de alegría que hayan venido! Y en la grata compañía de su esposa, ahora Reina —la marquesa Verónica Hazlit hizo una reverencia profunda ante Serenia, una sonrisa en sus labios que brillaba como el sol en un día despejado. Verónica, con su cabello rubio semi largo y rizado, cuyas ondas exuberantes caían hasta la mitad de su espalda, era un retrato de belleza. Sus ojos, de un gris claro y penetrante, contrastaban con su piel blanca como la nieve. Un pequeño lunar, discreto pero cautivador, adornaba su labio inferior en el lado izquierdo. Verónica Hazlit era una mujer alta, de presencia imponente, que irradiaba una energía vibrante y poderosa. Vestía un elegante conjunto de cabalgata en tonos azul marino y blanco, con un pantalón ajustado y un abrigo largo que le llegaba hasta las rodillas, realzando su figura con un aire de nobleza. Detrás de ella, un magnífico caballo blanco relinchaba suavemente, mientras unos sirvientes varones se mantenían en silencio, observan
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