Yendo camino a la fiesta, Alessandro no perdía la oportunidad para observar a Sophia a través del rabillo del ojo, el peinado y el vestido la hacía ver más hermosa y sus kilos de más quedaban de un lado. —Entiendo que debes estar emocionada y al mismo tiempo ansiosa, pero deberías controlarte, en aquel lugar no estaremos solos, me han informado que la cantidad de invitados es de una manera descabellada, aún no logro comprender que carajos están celebrando —sugirió Alessandro. —No me interesa cual sea el propósito, por fortuna me logré enterar a través de los periódicos, allí tampoco había información precisa, tan solo un enorme anuncio indicando aquella fiesta del año, así que, que mejor que yo estuviera presente ya que también soy Adams —comentó Sophia.—Algo no me gusta de todo esto, solo te pido que seas prudente y no hagas que quedemos en ridículo, ni mucho menos consigas que nos llamen la policía, soy alérgico a la presencia de esa clase de personas —Sophia ignoraba las palabra
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