—El personal de seguridad del edificio dio aviso a las autoridades al reparar en la cámara de vigilancia —empezó Oliver con el resumen de lo que habían sido esos dos meses—. Te encontraron en medio de un charco de sangre, tenías múltiples fracturas y te llevaste un golpe en la cabeza, que, aparentemente, te ocasionaría una muerte cerebral. Tus expectativas de vida eran demasiado bajas, Adhara.Adhara sintió cómo sus ojos se humedecían ante la realidad de haber estado tan cerca de la muerte.—El hecho de que despertaras es un milagro —siguió diciendo, mientras la miraba fijamente, como si tampoco pudiera procesar que estaba ahí, sana y salva.—Y… ¿Qué pasó con él? ¿Dónde está Esteban? —Pronunciar su nombre le causó un poco de incomodidad, porque le hizo revivir todo el infierno que pasó en aquellas horas en las que estuvo privada de su libertad.Los ojos grises de Oliver adquirieron un matiz sombrío, mientras decía aquellas palabras:—Escapó como el cobarde que es —se notaba el odio en
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