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Capítulo 18: Maldición.
Confundida por su negativa, Anna se separó ligeramente de Zeth y clavó sus ojos en él.― ¿Por qué no? ――Porque ya había pensado en pedírtelo, sin embargo, la discusión de hoy me echó para atrás ―― ¿Qué? ―preguntó Anna retrocediendo varios pasos―Para serte sincero, no tengo idea de lo que voy a hacer una vez que ustedes se marchen, cada noche antes de dormir me hago la misma pregunta… “¿Cómo explicar la desaparición de mi compañera y del prisionero de Arioch?” ―preguntó Zeth negando con la cabeza ―Lo siento Anna, las cosas se complicaron desde que te reconocí como mi compañera, sin embargo, mi única prioridad era la de mantenerte a salvo, y por supuesto, sacarte de aquí junto al alfa y a Dante, la verdad, esperaba que, a estas alturas ya se me hubiese ocurrido algo, pero, si te soy honesto, estoy en blanco ―dijo riendo forzadamente ―De verdad, quería pedírtelo, pero, no sabía como lo tomarías, la verdad, me parecía algo injusto después de todo lo que has pasado… Después de todo lo q
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Capítulo 18.2: Mala noche.
― ¿Cómo sabe eso mi señora? ―preguntó Sandrine horrorizada―Por esto ―murmuró Anna dándose media vuelta para mostrarle su tatuaje ―En él, hay runas de protección, las cuales me protegen de hechizos y maleficios, además, están reforzadas con un hechizo rebote ―― ¿Hechizo rebote? ―preguntó Sandrine sujetándola del brazo al verla tambalearse―Sí… Según entendí, si alguien intenta ponerme un hechizo o una maldición, esta rebotará sobre el autor, supongo que por eso Zeth me dejó, debió haber visto al responsable por la ventana ―― ¿Cree que haya sido cosa del maestro Mendel? ――No ―se escuchó una voz detrás de ellas ―Él y Arioch aún no han regresado ――Dante ―gimoteó Anna antes de correr a sus brazos aún mojada―Tranquila ―le susurró él al cubrirla en un abrazo ― ¿Estás bien cariño? ――Estoy mejor ahora ―sollozó con algo de alivio al sentir los dedos de Dante recorrer su espalda―Aún está caliente ―murmuró con ira al sentir su piel arder justo en la zona del tatuaje ― ¿Aún te duele? ――Sí
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Capítulo 18.3: Mañana con la abuela.
Ante la suave y dulce voz de su abuela, Anna sonrió.Si bien la mujer luchaba por mantener su porte grácil y elegante, todo en su rostro gritaba lo preocupada que realmente estaba.―Estoy mejor su majestad, gracias por preocuparse ―dijo Anna con amabilidad ―Dígame, ¿comió algo ya? ¿Quiere acompañarme? ――Se lo agradezco señorita, pero ya comí ―dijo Idylla sonriendo ―Marianne, me quedaré con la señorita Anya un rato, por favor, ve a realizar tus deberes ――Está bien su majestad ―dijo Marianne dedicándole una profunda reverencia ―Señorita Anya, espero que pronto se recupere ―agregó antes de salir de la habitación― ¿De verdad te encuentras bien mi princesa? ―le preguntó Idylla al sentarse en una silla que Sandrine había acercado a la cama―Estoy bien abuela, pero me siento muy cansada ―bostezó Anna ―Además me duele mucho la espalda y no entiendo el motivo, me gustaría poder hablar con Gerard ―se quejó la joven ― ¿Estás segura de que no quieres nada? ―― ¿De qué es el té? ―preguntó Idyll
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Capítulo 18.4: Problemas.
Al ver que Anna dejaba su cansancio de lado y se mostraba realmente emocionada, Idylla sonrió y comenzó a desdoblar la carta que llevaba su nombre.―Reconocería la letra de mi Max en cualquier lado ―dijo Idylla encantada ante la elegante caligrafía de su compañero ―Aquí vamos:“Mi adorada Idylla:Ha pasado tanto desde la última vez que te vi, y, sin embargo, quiero que sepas que te llevo grabada en el corazón y en la memoria, por lo que entiendo perfectamente tu sentir ante mi forzada ausencia, incluso cuando ambos vivíamos bajo el mismo techo.Querida, descansa tranquila, te puedo asegurar que ya me encuentro en perfecto estado al igual que mi lobo, lo cual, es todo gracias a nuestra nieta y a los hombres de nuestro hijo, nuestro pequeño Alastor.Gracias a él, pronto nos volveremos a ver.¿Sabes? Los chicos de Alastor no tienen más que palabras de amor y admiración por su alfa, lo que me hace pensar en que no me equivoqué al no forzarlo a volver. Si bien los motivos de su huida son c
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Capítulo 18.5: La ayuda de un isleño.
Ante las palabras de Zeth, Anna dejó de luchar con las sábanas y se congeló en su lugar.― ¿Qué has dicho? ―preguntó con la voz temblorosa―Que los hombres de Arioch están demasiado cerca Anna ―― ¿Los descubrieron? ―preguntó la joven tomando su bata en el acto―Aún no, envié a Dante y a Svein para que los mantengan alejados, pero con Tabatha ahí, no sé cuánto tiempo tenemos ―dijo un ansioso Zeth ―Escucha Anna, no quería preocuparte, pero necesito que vengas conmigo para que hables con ellos por medio del enlace ――Vale, vamos entonces ―dijo Anna poniéndose unas zapatillas afelpadas con forma de vaca― ¿En serio? ¿En pijama? ―preguntó Zeth arqueando una ceja― ¿Quieres que me cambie? ――No, aunque sólo me preocupo por la imagen de la futura reina ―masculló Zeth con una débil sonrisa antes de tirar de la mano de la joven hacia la salida de la habitación― ¿Ya tienes un plan? ――Se podría decir, aún no está completo ―― ¿Por qué pareces tan calmado? ―preguntó Anna frunciendo el ceño―No
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Capítulo 18.6: Bienvenido al club.
Sin darle tiempo a asimilar la situación, Zeth avanzó un par de pasos y se colocó frente al hombre, el cual, clavó sus ojos en los suyos.―Entonces, ¿qué dices Al? ¿Ayudarás a la familia real? ―le preguntó con seriedad, sin embargo, el hombre no respondióY es que, ante la presencia de su rey, Al no podía gesticular palabra alguna, sobre todo, porque el propio Máximus había clavado sus ojos en él.―Sí ―dijo débilmente avanzando lentamente hacia Máximus― ¿Al? ―lo llamó Armin―Lo haré ―dijo Al con voz más alta antes de arrodillarse frente a su rey antes de mostrarle su cuello en señal de sumisión ―Haré lo que sea por usted, majestad ―Ante su respuesta y su muestra de respeto, todos suspiraron aliviados, incluso, el propio Máximus, quien soltó a Anna y se acercó a Al, quien no se movía.―Te recuerdo, Alphonse Dalaras ―dijo Máximus ayudándolo a ponerse de pie ―Cuando eras un adolescente, solías ir a pescar con tu padre a los muelles, incluso, recuerdo que, cuando Alastor tenía seis años
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Capítulo 19: La vida en Arcanis.
―Esto es lo último ―le dijo Byron a Gael―Vale, entonces sal de ahí musculitos, tengo que sellar este portal a la antigua para no dejar rastros, aunque dudo que encuentren el refugio ―dijo Gael tomando la caja más pequeña de los brazos de ByronAnte su comportamiento, el lobo rodó los ojos y entró a la cafetería mientras que Gael, tras dejar la caja en el suelo, cerró la puerta y colocó sus dos manos frente a ella antes de comenzar a murmurar palabras que nadie entendió.― ¿Así es como funcionan los portales? ―le preguntó Anna a Emmet―Básicamente ―respondió Emmet, quien ahora, parecía mucho más relajado―Vale, ¿y ahora que sigue? ―le preguntó Gael a Zeth antes de recuperar su caja―Tú y Emmet se irán a Aeris, ya me encargué de que les prepararan una casa, donde les será más fácil moverse, pues allí, la misma gente cuidará de ustedes ―explicó Zeth―Ah, me encanta la idea ―dijo Gael alegremente ―Así podré chismorrear con la preciosa Hana ―― ¿Qué hay del rey? ―preguntó Byron ― ¿Y del j
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