Lyra Si bien nunca había visto más de una vez a aquel pequeño, Landon, me había mostrado fotos suyas, las que tomó durante los dos años en que lo buscó y él fue su consuelo. A través de esas fotos y del amor con que mi esposo hablaba de él, había aprendido a amarlo, y ahora me encontraba presa de la angustia y el terror por pensar que Thane o alguno de sus hombres lo tenían. Porque así era, no me cabía la menor duda.—Maldita sea, Conrad, debes conducir más rápido —le dijo Landon—. Conduce más rápido.—Estoy yendo a toda la velocidad que puedo —me respondió él, nervioso—. Si voy a más, podemos accidentarnos. Tenemos a tus hijos y a tu esposa. —Es verdad, lo siento mucho.Landon, desde el asiento del copiloto, volteó a vernos arrepentido.—No, mi amor —le dije—. No te preocupes, sé lo angustiado que estás.—¿Qué pasa, mami? —preguntó Antonio, quien venía en mis brazos.—No te preocupes, cielo —le contesté—. Pronto aparecerá tu primo.—¿Está perdido? —indagó Amelie con los ojos muy ab
Leer más