Liah mira a Alexa con una mirada comprensiva y acaricia su mejilla con los nudillos de su mano derecha. Ella sonríe y se vuelve hacia el horizonte, donde el sol se pone con majestuosidad. El arrebol se entrelaza con un suave tono lila, creando un hermoso contraste entre el cielo y las montañas que rodean a Rayo Dorado.—Lamento mucho haber reaccionado de esa manera infantil. No quiero juzgarte por tus decisiones, es solo que temo que sufras. Eres mi padre y me preocupo por ti —confiesa ella avergonzada por su comportamiento anterior.Liah sonríe ufano. Se siente bien que su cría se preocupe por su bienestar porque eso significa que él es importante para ella. Y vaya que le hace feliz importarle a alguien de verdad.—No tienes que disculparte, te entiendo. En cuanto a mí, estaré bien, te lo prometo. —Él la abraza—. Ahora, vamos a tu manada. No sé por dónde empezar, pero debemos enfrentar este caos antes de que empeore.Alexa toma distancia y suspira.—Papá, todavía no estoy segura de q
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