Todos los capítulos de El hijo del alfa y la Híbrida (Embarazada del alfa, secuela): Capítulo 61 - Capítulo 64
64 chapters
Capítulo 47
Alexa deja escapar varias lágrimas en el refugio del calor de su padre. Siente como si se le quitara un peso de encima. Estaba tan preocupada por él que no tenía paz, además, contar con su apoyo ante la nueva amenaza le da tranquilidad en medio de tanto caos.—¡Vaya! Deberé irme al continente humano más seguido si seré recibido así, mi cría. ¿Todo bien? ¿Por qué percibo tanta angustia de tu parte? ¿Acaso debo romperle las bolas al salvaje de tu esposo?Alexa ríe y lo encara.—Estaba preocupada por ti. ¿Cómo te atreviste a bloquear mis intentos de contacto? ¡Qué padre hace eso! —Ella empieza a llorar.—Estás muy sensible, querida Alexa; deberías calmarte un poco. Por cierto, debo presentarte a alguien.La mirada de la pelirroja se entrecierra un poco debido a la confusión y es cuando repara en un aroma diferente y del que había olvidado su familiaridad. De momento, la nostalgia le invade el corazón y los recuerdos de su vida como humana se reflejan frescos en su mente.Alexa busca por
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Capítulo 48.1
Liah mira a Alexa con una mirada comprensiva y acaricia su mejilla con los nudillos de su mano derecha. Ella sonríe y se vuelve hacia el horizonte, donde el sol se pone con majestuosidad. El arrebol se entrelaza con un suave tono lila, creando un hermoso contraste entre el cielo y las montañas que rodean a Rayo Dorado.—Lamento mucho haber reaccionado de esa manera infantil. No quiero juzgarte por tus decisiones, es solo que temo que sufras. Eres mi padre y me preocupo por ti —confiesa ella avergonzada por su comportamiento anterior.Liah sonríe ufano. Se siente bien que su cría se preocupe por su bienestar porque eso significa que él es importante para ella. Y vaya que le hace feliz importarle a alguien de verdad.—No tienes que disculparte, te entiendo. En cuanto a mí, estaré bien, te lo prometo. —Él la abraza—. Ahora, vamos a tu manada. No sé por dónde empezar, pero debemos enfrentar este caos antes de que empeore.Alexa toma distancia y suspira.—Papá, todavía no estoy segura de q
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Capítulo 48.2
Alexa le pide a una sirvienta que les lleve té al jardín trasero, donde ellos se sientan a conversar bajo la luz de la luna y la brisa fresca de la noche. Liah aspira encantando. Había extrañado mucho la frescura del ambiente, pero teme que pronto ese continente también sufra lo mismo que el de los humanos si no recuperan la piedra roja.—¿Creen que Legna esté dormida? —inquiere Liah, ansioso por ver a su nieta.—Es lo menos que ha de estar haciendo esa loca —responde Ryan con una mueca de asco—. ¿Desde cuándo Legna se acuesta temprano?—Entonces ve a buscarla. Necesito hablar con ella —le ordena Liah, pero Ryan niega con la cabeza.—¡Yo no! No quiero traumarme con los sonidos que han de estar saliendo de esa habitación.—¡Mocoso de mierda! —espeta Riú—. Deja de hablar tantas sandeces y ve por tu hermana.—¡No voy a interrumpir a esos dos! —se vuelve a negar, todo sonrojado.—¿Quiénes dos...? —inquiere Liah confundido hasta que cae en cuenta—. ¿El hijo de Tron también está aquí? —Los
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Capítulo 49
Legna parpadea varias veces con la esperanza de estar viendo un espejismo; sin embargo, la imagen de su abuelo es muy real.De momento siente que se marea...—A-A... —No logra articular ni una palabra. Los latidos de su corazón se tornan intensos y rápidos, al tiempo en que las manos le tiemblan.—Hola, Legna —la saluda Liah con una sonrisa irónica—. ¿Cómo te has portado durante mi ausencia?Legna traga pesado y suelta una risita nerviosa.—¡Abuelo, llegaste! —Finge demencia y se le lanza encima. Ella lo abraza con euforia y una emoción exagerada, que él corresponde con naturalidad.—Ay, cría... —dice él resignado—. ¿Qué más me queda por hacer sino ayudarlos a enmendar este caos?Legna se aparta de él y lo mira avergonzada.—Abuelo, te juro que el asunto con Dylan fue accidental. Yo obedecí tu pedido el mismo día, pero al idiota este se le ocurrió ir a joder al mismo territorio donde yo estaba entrenando y pues...—¿Por qué lo pones como si yo fuera el culpable? —se defiende Dylan.—¡
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