Mi mejor amiga, Verónica Morales, que es ejecutiva de una compañía de seguros, me dijo que últimamente los casos de los hombres que matan a sus esposas para cobrar el seguro no son para nada raros.En especial, mujeres como yo, sin padres y con dinero, son las más vulnerables a ser despojadas de todo por sus maridos.Verónica, por precaución, me sugirió instalar cámaras ocultas en la casa, en todas las habitaciones excepto en el dormitorio y en el baño, por si acaso. En ese momento pensé que tal vez era demasiado, pero ¡quién iba a decir que realmente serían bastante útiles!En la pantalla de mi celular apareció de manera repentina el video del accidente: Juana, sabiendo que había una inundación justo delante de nosotros, y que el camión de al lado estaba transportando barras de acero, intentó a cualquier costa arrebatarme del volante con una expresión aterradora.Luego, se veía cómo las barras de acero atravesaban todo mi cuerpo, y ella, sonriendo maliciosa, me decía: —Patricia,
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