Capítulo 4
Mi mejor amiga, Verónica Morales, que es ejecutiva de una compañía de seguros, me dijo que últimamente los casos de los hombres que matan a sus esposas para cobrar el seguro no son para nada raros.

En especial, mujeres como yo, sin padres y con dinero, son las más vulnerables a ser despojadas de todo por sus maridos.

Verónica, por precaución, me sugirió instalar cámaras ocultas en la casa, en todas las habitaciones excepto en el dormitorio y en el baño, por si acaso. En ese momento pensé que tal vez era demasiado, pero ¡quién iba a decir que realmente serían bastante útiles!

En la pantalla de mi celular apareció de manera repentina el video del accidente: Juana, sabiendo que había una inundación justo delante de nosotros, y que el camión de al lado estaba transportando barras de acero, intentó a cualquier costa arrebatarme del volante con una expresión aterradora.

Luego, se veía cómo las barras de acero atravesaban todo mi cuerpo, y ella, sonriendo maliciosa, me decía:

—Patricia, ¿crees que, si los das nos accidentamos, Luis me salvaría a mí o a ti? Apuesto a que a mí.

Juana es muy buena actriz. Frente a Luis, siempre se mostraba impecable, dulce y amable. Pero ahora, al verla con esa cara malvada, Luis se quedó paralizado por completo. Viéndolo, pensé que finalmente se disculparía conmigo, que sentiría remordimiento y arrepentimiento.

—Juana cometió un error, pero está herida, no está en condiciones de ir a la cárcel. —pero tras unos segundos de absoluto silencio, dijo.

Así que, según Luis, como Juana estaba mal de salud, no debía ir a la cárcel. ¿Y yo, que fui atravesada por cinco barras de acero y estuve al borde de la muerte? Mi cuerpo aún no se ha recuperado. Cuando él sugirió enviarme a la cárcel, ¿por qué no le importó mi estado de salud?

¿Con una palabra tuya, quieres que Juana se libre del castigo? ¿Luis, quién te crees que eres? ¿De verdad piensas que tienes tanto poder? —temblando de ira, le grité.

—Ella ha luchado mucho para salir adelante, ¿y tú en un momento quieres arruinarle la vida? —Luis, estaba bastante avergonzado.

Sin pensarlo dos veces, abrió la ventana y lanzó mi celular al río: —Patricia, he destruido las pruebas. ¡No permitiré que Juana vaya a la cárcel!

Al ver eso, me sentí decepcionada. No importaba lo que Juana hubiera hecho, Luis siempre estaría de su lado.

—¿De verdad crees que solo tengo una copia del video? Ya le entregué las pruebas a la policía. —me reí con mucho desprecio.

Luis se quedó bastante pálido, mucho más asustado que cuando vio el accidente. Me señaló y me insultó varias veces antes de irse apresurado, haciendo varias llamadas, tratando de encontrar a alguien que ayudara a Juana. Incluso ofreció un bolso de 20 mil dólares como si nada.

No soy tan generosa como para dejar que use mi dinero para ayudar a su amante. Tan pronto como salió, llamé de una vez al banco y cancelé su tarjeta provisional por accidente. No había pasado ni una hora cuando Luis empezó a llamarme desesperado. Lo bloqueé y me fui a la casa.

En la casa, la cantidad de cosas que tenía Juana me fastidiaban un poco. Llamé a una compañía de mudanzas y les pedí que sacaran todas las pertenencias de Luis y de Juana. También contacté a una agencia para que me ayudara a vender la casa.

Luis llegó furioso, justo cuando los trabajadores sacaban sus cosas. Estaba tan enojado que se puso rojo como un tomate. Normalmente, me habría regañado de inmediato. Pero esta vez, se contuvo. Con un tono poco habitual con suavidad, me dijo:

—Patricia, la tarjeta provisional de la cuenta está bloqueada. Dame tu tarjeta principal por un momento, necesito el dinero.

—¿Bloqueada? No, yo la cancelé.

—¿Por qué cancelaste la tarjeta de repente? Llama al banco y pídeles que la desbloqueen. ¡Necesito el dinero ya!

—¿Vas a usar el dinero de tu esposa para mantener a tu amante? ¿Y también para salvar a una asesina? ¿Luis de verdad eres así de sin vergüenza? —le respondí con un tono de burla.

Luis , hablando con arrogancia: —Es que siempre has presumido de tu dinero, ayudando a Juana de una manera tan humillante. Por eso es que te odia y quiso vengarse de ti. No tienes idea alguna de lo arrogante y superior que parecías cuando le dabas dinero para su matrícula y para sus gastos. La hacías sentir muy inferior… Sí, cometió un error, pero la culpa es tuya.
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