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Todos los capítulos de Soy la mujer amada del presidente: Capítulo 41 - Capítulo 50
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Capítulo 41 Competencia de baile
En ese momento, el presentador vio algo y anunció en voz alta: —¡Damas y caballeros! ¡Demos la bienvenida al joven Diego de la familia Torres, que llega por cierto un poco tarde! —¡Es un honor tener al joven Diego en la Gala Internacional de Damas! Todas las miradas se dirigieron hacia la entrada, donde apareció un hombre alto y apuesto. Su porte era imponente y su traje de alta costura, hecho a medida, le quedaba perfectamente. La familia Torres era una de las más poderosas a nivel internacional, y la señora Torres era la anfitriona principal y el símbolo de esta gala. Sin embargo, la familia rara vez asistía. La presencia de Diego fue una grata sorpresa para todos. Las jóvenes presentes no tardaron en agitarse. Incluso algunas que ya tenían pareja soltaron rápidamente a sus acompañantes para intentar acercarse a él. Pero Diego ignoró a las mujeres que intentaban iniciar conversación con él. Se dirigió directamente hacia Adriana, extendió su mano con cortesía y se inclinó lig
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Capítulo 42 Un hombre que pierde la calma por amor
—¡Ah! Gracia se indignó. De repente, su pie izquierdo comenzó a flaquearle, y sus pasos ya no eran tan fluidos como antes. Bajo la guía del tipo frente a ella, le costaba cada vez más seguir el ritmo del baile. Pero su orgullo no le permitía parar, no iba a perder frente a una desconocida. Adriana observó discretamente a los dos camareros que miraban con expresiones sospechosas y notó que se decían algo al oído. En ese instante, supo que su suposición era correcta. Mientras intentaba no pensar el dolor de su pie, Graciela, no se dio cuenta de que el hombre que lideraba el baile fruncía el ceño con molestia. Él utilizó sus brazos fuertes para sostenerla, pero su pie izquierdo apenas podía mantenerse. Aunque la calefacción en el salón no era tan fuerte, pequeñas gotas de sudor comenzaron a formarse en su frente algo que era atípico en ella. El tipo la observó, viendo cómo, a pesar del evidente dolor, ella se esforzaba por seguir sus pasos. Su mirada se suavizó al verla. Con un
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Capítulo 43 La acusación
—En el salón había algunos camareros con actitudes sospechosas. Si haces que tus hombres revisen las cámaras de seguridad, quizás podamos atrapar a los culpables—dijo Adriana. —¿Y por qué habría de ayudarte? —respondió Diego con tono burlón. Adriana levantó la mirada y se encontró con las cejas ligeramente alzadas de Diego, quien la observaba con una mezcla de arrogancia y desconcierto. Aunque quería responderle con dureza, se contuvo: —En los últimos años, la familia Torres y la familia Guillermo han sido tanto aliadas como rivales. Pero tu tío siempre ha buscado una cooperación beneficiosa para ambos. —Lo que esos camareros están haciendo involucra a la señorita Gracia, ti y a mí. Si esto no se maneja correctamente, la familia Torres podría agravar sus tensiones con la familia Guillermo. ¿No te parece que ayudarme a evitar una crisis es un buen trato? Diego entrecerró los ojos, y tras un momento, giró la cabeza y dio una señal. Uno de sus hombres se acercó y recibió instruccion
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Capítulo 44 ¿Estabas buscándome?
Esta vez, con el objetivo de asegurar la inversión del Duque Guillermo, el vicepresidente ejecutivo había suplicado en varias ocasiones. Finalmente, el duque accedió a invertir, pero con la condición de que cuidaran bien de su hija, Gracia.Sin embargo, Gracia era conocida por ser extremadamente exigente, por lo que el equipo había dedicado una gran cantidad de dinero y esfuerzo en su vestido. Que todo terminara arruinado por los celos de una joven desconocida era inaceptable.—Te lo advierto, si no obtienes el perdón de la señorita Gracia, no solo llamaremos a la policía, sino que también informaremos de esto a Costa del Sol. Tú y tu familia no tendrán dónde esconderse en tu ciudad natal —amenazó el vicepresidente ejecutivo con dureza—. Mi consejo es que te disculpes de inmediato con la señorita Gracia.—¿Ya terminó de hablar? —respondió Adriana, manteniendo una actitud serena y elegante—. Es cierto que el vestido y los zapatos que lleva la señorita Gracia eran míos. Pero fue ella qui
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Capítulo 45 El conteo de votos
En la reciente competencia de baile, todos los invitados disfrutaban en el salón de banquetes, excepto Diego, quien se encontraba débil y desamparado en el vestidor.Esperó durante mucho tiempo hasta que Rafael, el asistente, le entregó su traje y le explicó lo que Adriana quería que hiciera, dejando una última advertencia: —El presidente ha dado órdenes de que no se te escape ni una palabra.El segundo tío quería bailar con su esposa, pero tenía que fingir ser discapacitado frente a los demás. ¿Cómo podría arriesgarse a decir algo?Diego rápidamente se cambió a su frac, mientras ajustaba su pajarita y corría hacia el lado de Adriana, diciéndole: —Los que querías, están bajo mi control.Adriana esbozó una sonrisa, mirando al público y diciendo: —¿Quién dijo que no había testigos?Diego, siguiendo sus palabras, hizo un gesto con la mano, y de inmediato trajeron a un camarero. Al verlo, el rostro de Lorena se puso tenso.El subordinado de Diego dijo a todos: —Lo encontramos justo cuando
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Capítulo 46 La dama más destacada
En los años anteriores, Gracia siempre fue siempre la número uno entre todas pero este año, con tantos caballeros votando, y después de dos rondas, Gracia solo obtuvo treinta y nueve votos, mientras que la mayoría de las otras damas no recibieron votos, o no pasaron de una cifra de un solo dígito.Sin embargo y a muy a su pesar, Adriana obtuvo la primera posición con una abrumadora victoria de 61 votos.—¡Esta Adriana es muy buena la vieja esa! ¡Es su primera vez en el banquete de las damas y ya ha eclipsado a Gracia!—¡Y mírale como baila! Aunque no soy una experta, hay que reconocer que se sabe mover muy bien.La gente comenzó a murmurar, mientras Gracia no podía ocultar su molestia. Levantó la mano para irse, pero su mayordomo se apresuró a calmarla:—¡No te precipites, señorita! Yo tengo una forma de remediarlo, confié por favor en mí.—¡Carajos, si ya se ha decidido el resultado! ¿Qué más se puede hacer? —Le respondió Gracia.—Por favor, señorita, cálmese usted.El mayordomo sonri
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Capítulo 47 Se arrodilló ante ella
Uno de esos contactos que había conseguido durante el evento de Damas era el de Doña Torres. La cual había interactuado con ella unas cuantas veces durante el evento y le dijo que le parecía una excelente pretendiente para su hijo y que quería concretar los detalles de la boda. Adriana entonces decidida, escribió para cuadrar una cita con ella. Luego de una hora recibió una carta, invitándola a la mansión de los Torres al norte de la ciudad en donde ella vivía. Al llegar Adriana demostró una actitud tímida, debida a la inminente presencia de Doña Torres. La anfitriona y no pudo evitar sonreír en su interior. Esta muchacha a pesar de su origen humilde era muy bien portada. Buena. —Él sí estuvo aquí al mediodía —comentó Doña Torres. Adriana al pasar a la sala pregunto por Diego inconscientemente. —estuvo aquí hace unos días ayudándome en unas labores, pero tuvo que salir temprano. Adriana levantó rápidamente la cabeza, esperando escuchar más. —Pero estaba muy ocupado. Me despidi
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Capítulo 48 Por favor, déjame en paz
—Adriana, perdóname, de verdad me equivoqué —decía Carlos, arrodillado en el suelo, con lágrimas en los ojos y una mirada de culpa. Intentó agarrar la falda de Adriana, pero ella, con desdén, dio un paso atrás. Carlos levantó la cabeza, sorprendido. —¿Adriana, me tienes miedo? —¿Miedo? —Adriana dejó escapar una risa burlesca—. Solo eres una rata sucia, ¿qué tendría que temer? Simplemente no quiero saber de ti. La expresión de Carlos se endureció por un momento, pero luego miró fijamente las piernas de Adriana. No podía creerlo, pero allí estaba, de pie frente a él, radiante y hermosa. ¿Cómo no había visto antes lo magnífica que era? —Adriana, tus piernas están curadas. Me alegra mucho por ti —dijo Carlos, fingiendo indignación. —Todo fue culpa de esa mujer malvada, Elena. ¡Si no hubiera sido por ella, nunca hubieras tenido problemas con tus piernas! —¿Quieres decir que todo fue idea de Elena y que tú no sabías nada? —preguntó Adriana, con un tono burlón—. Entonces, ¿qué hay de
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Capítulo 49 Espero que me sorprendas
Adriana apretó los labios. Aunque estaba casada, Diego tampoco había regresado al país ni a casa. Hizo una pausa para respirar antes de responder educadamente: —Estoy ocupada con el trabajo, de verdad no puedo regresar. Tío, siéntase como en casa. Era su casa, claro que podía sentirse como en casa. ¡Pero era ella quien se estaba tomando demasiadas libertades! José le contradijo: —¿No te preocupa tu salud por trabajar hasta tan tarde? Adriana se detuvo un momento. Por lo visto, la familia Torres había investigado su estado de salud antes de concertar el matrimonio con Diego. Ellos nunca hacían nada sin razón. —No se preocupe usted, señor Torres. Desde la cirugía hace ocho años, he recibido tratamiento constante y siempre estoy siendo monitoreada. Mi salud está muy bien ahora. —¡Si sabes que tuviste una cirugía mayor, deberías cuidarte! ¿En Grupo López no hay suficientes empleados? ¿Por qué tienes que trabajar tan duro? —José seguía insistiendo, quería tenerla en casa. Adriana
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Capítulo 50 El Plan B
Media hora después. La presentación de la propuesta del Grupo Blanco había terminado, y finalmente el responsable salió a informar que era el turno del Grupo López. Adriana entró con Luis y dos jefes de departamento. Conectaron su propuesta en la computadora del comité organizador y la proyectaron. Con calma, Adriana abrió la primera diapositiva, saludó cortésmente y comenzó su presentación. Apenas había llegado a la segunda diapositiva cuando el presidente de la asociación de la industria: —Disculpa que te interrumpa, señorita López, ¿podrías avanzar algunas diapositivas en tu propuesta? Adriana parpadeó, entendiendo rápidamente lo que estaba ocurriendo. Con una sonrisa serena, asintió y usó el control remoto para avanzar. Mientras las diapositivas pasaban, los rostros de los miembros del jurado se volvían más serios. Después de un breve intercambio de palabras entre ellos, el presidente dejó su bolígrafo y dijo con firmeza: —Señorita López, ¿está segura de que esta propues
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