Dylan llegó al altar, se paró en su lugar, acompañado por Franco, su padrino de bodas.Con una mirada, encontró al abuelo sentado en el lugar de honor, al lado de su madre. Su sonrisa se amplió, y la marcha nupcial comenzó, resonando como una señal de que todo lo que había sucedido los había llevado a ese preciso momento.La novia apareció, con paso firme y majestuoso, del brazo de su padre.La sala se levantó en un suspiro colectivo. Marella, luciendo como una princesa, caminaba hacia su destino con el corazón acelerado, sin poder creer que horas antes estaba al borde de una pesadilla, y ahora caminaba hacia el hombre que le había salvado de tantas formas.El amor brillaba en sus ojos, y cuando sus miradas se encontraron, el mundo desapareció.Marella recordó todo: el hombre que la había salvado, su primer beso, la paz que solo él le ofrecía. En medio del caos, había encontrado un refugio. Y ese refugio, se llamaba Dylan Aragón.Dylan la observaba, con una mirada que ya no estaba llen
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