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21. Intolerable
Tolerancia a la frustración era algo que le habían pedido como requisito a Samantha y era una descripción algo corta, ya que, a una semana de haber obtenido el empleo, todos los días era una batalla. Satisfacer el paladar de Harper era una tarea casi imposible, una sola personita le complicaba la existencia a Sam, había días que solo pensaba lo mal padres que debían ser con esa niña para no poder educarla. Debían poner límites y dejar de permitirle hacer su voluntad, además estaba la parte en la que ella ni siquiera había podido ver a aquella niña, por consiguiente, no tenía acceso para obtener muestras para realizar el análisis que requería. Y no por falta de intentos, simplemente ella no tenía permitido salir del espacio de la cocina y la primera planta. Lo siguiente era ser más amistosa con la señora Rose, así que aparte de cocinar y dejar todo en perfecto estado, se ofrecía a ayudar en otras áreas, con la ilusión de que le permitieran tener contacto con la niña. —Señora Rose,
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22. Primer intento
Un día más, eso se decía Samantha, quien llevaba de la mano a Florence para dejarla con la señora Felman, cada que se marchaba para ir al trabajo, toda clase de pensamientos la agobiaban.El primero y el que más resonaba en su mente y que aplastaba su corazón era tener que abandonar a su pequeña Florence, que se estaba viendo afectada por la ausencia repentina de su padre y ahora de su madre.Al principio no lo resintió porque en la casa de la señora Felman encontró a tres compañeros de juegos, pero al pasar la novedad y ver que no era algo de uno o dos días, la señora Felman le comunico a su madre que veía desganada a la niña.Incluso, sugiriéndole que la llevará para que la revisara un médico, y unos días después lo descartarían porque la misma Florence declararía que estaba pensando que dentro de poco ya no vería a su mamá y que por ello estaba triste.Se cuestionaba cada vez más a menudo si todo lo que hacía sufrir a Florence valía la pena, ¿qué pasaría si no encontraba a su hija
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23. Razón de ser
El señor Koch no vuelve a hablar del incidente de la galleta, no se disculpó, pero tampoco despidió a la cocinera. Y cuando la señora Rose le pregunto al jefe, cómo debía proceder con respecto a Samantha y Harper, él simplemente le instruyo a dejarlas interactuar, siempre bajo supervisión. Samantha sentía que debía saber exactamente cuál era el padecimiento de Harper, porque entonces sabría donde investigar y quizá eso mejorara la forma en que ella se aproximaría a la niña sin provocar una reacción tan exacerbada. —Adele, no intento meterte en problemas, pero me parece que yo debería saber si la niña tiene alguna enfermedad, de esa forma yo puedo investigar, buscar asesoría para darle una mejor alimentación. Adele había visto demasiada gente ir y venir, y ninguno de ellos mostró interés real en la salud de la hija del jefe, cumplían con las órdenes, por lo que ver como aquella mujer no escatimaba esfuerzos y enfrentaba regaños de forma estoica, le dio esperanzas. Tal vez debería
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24. Al fin
¿Qué se hace después de llegar al resultado de una búsqueda? Eso mismo se preguntaba Samantha, que teniendo los papeles que el laboratorio le dio, se había quedado en estado catatónico, Florence se aferraba con su manita al suéter de su madre. La mujer, con un movimiento que siente muy mecanizado, voltea a ver a la niña y la observa como en una especie de sueño, experimenta un estado etéreo, como observarse a sí misma y toda la escena desde muy arriba. Siente no estar dentro de su cuerpo, lo que los médicos llamarían desconexión sensorial o despersonalización. ¿Qué sucedería de ahora en adelante? La niña a su lado la conocía como su hija y como tal era su adoración, saber que su hija biológica estaba tan cerca y que le necesitaba como nadie, qué podía hacer... Siendo fin de semana era el momento perfecto para pasarlo con Florence y aunque así lo hizo, todo ese día pareció irreal, lo que hacía y su mente no estaban conectados. Florence notaba que su madre no era la misma de siem
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25. Desastre
Las calamidades no llegan solas, las mejores batallas son dadas a los que deben aprender lecciones.Días después...Algunas veces Sam, luego de llegar del trabajo y recoger a Florence, quería un minuto, así que llego directo a la cama y se tiró, la fuerza hizo que la cama diera un respingo.Sería solo un instante, no tuvo el lujo de gozar de la sensación de confort por la suavidad de la cama, cuando Florence empezó a llamarla.—¡Mami, mami! Agua, agua —Sam giro la cabeza y respiro hondo.—Mi cielo, en tu botella tenías, sácala del bolso.—No, mami, llueve, llueve —aquello le pareció extraño, aun así, no se levantó.—Florence, debes haber visto mal, aún no es temporada de lluvias.—No, mami, aquí llueve...De forma lenta y pesada la madre se incorpora, arrastra los pies y sale de la habitación, se le queda viendo a su hija que está cerca del baño y con su manita señala al techo, desde la puerta del baño hasta donde se encuentra la pequeña se ve como corre una línea de agua por el techo
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26. Tentada
Y si vas a ser mala, sé la más mala, nada a medias...La señora Felman descansaría de la energía y vitalidad de Florence, porque claro que era un remolino, así la tenía clasificada su madre.Trataba de que no saliera de la habitación mientras el señor Koch estuviera en casa, y todo debido al miedo y aprehensión que sentía con respecto a que terminara quitándole a su niña.A veces no lo podía evitar, porque cuando menos lo esperaba esos dos se encontraban y platicaban, recordándole quizá lo mucho que Florence extrañaría a Carter.Así que se escapó unos minutos y dentro de la habitación tomo el teléfono y le marco a Amelia.—¡Hola! ¿Quién habla?—Amelia, soy Samantha...—¡Qué alivio escucharte! ¿Cómo están? No sabes lo que he sufrido estos meses sin saber de ustedes.—Discúlpame, no quería meterte en problemas. Dime que estás bien, ¿cómo siguen las cosas allá?—Las extraño tanto, nada es lo mismo sin ustedes, el señor estuvo a punto de encontrarte o eso supimos y luego el chofer me cont
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27. Maldición
Morgan vivía con un sentimiento de temor irrazonable, se había visto aliviado con la aparición de aquella mujer y la gran ayuda que le estaba prestando, aunado estaba las sonrisas que Florence le podía sacar.Pero eso solo lo ponía más furioso, había bajado la guardia, llevándolo a cometer un error que le pudo haber hecho perder a su ángel.Morgan voltea a ver al comisionado y sonando frío le dice —quiero que la encierren.Ambos hombres salen de la habitación dejando a Sam estupefacta, ni siquiera tiene lágrimas, tontamente había creído en la amabilidad que el señor Koch le había mostrado, olvidando los consejos de actuar con cautela que Sanders el abogado le había dicho.Una oficial entró para esposarla y llevarla, le explicaba bajo los cargos por los que la detendrían, salieron de aquel cuarto y al pasar y ver al señor Koch, solo vio en sus ojos un vacío, también pudo ver cómo le entregaban las pertenencias de Sam, entre ellas su celular.Ella se detuvo —¿qué harán con mi hija? —la
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28. Escándalo
Morgan Koch está furioso, quiere respuestas, cómo esas que busco Samantha, solo que los métodos de él son más coercitivos, tiene los medios, el poder y la determinación para lograr cualquier cosa.Al llegar ese día a su casa su estudio se vuelve el centro de una operación, tiene copias de los expedientes, tiene todos los malditos análisis que Samantha realizo y se ríe, está algo impresionado.¿Cómo esa mujer hizo para lograr toda esa investigación?, sin tener un dólar, era inteligente y él respetaba eso, se sentía confundido, la odiaba y la admiraba, maldecía cada que su mente se nublaba.Repasando aquello, solo quedaba por hacer un análisis, retrocedió hasta llegar a su escritorio y se dejó caer de forma pesada en su silla, tenía mucho que no abría su cajón, sabía que era un pésimo momento para sacar a los demonios.Tomo el retrato y forzó sus ojos a mirar aquel rostro, dejo salir de forma lenta el aire en sus pulmones, logro ver que casi olvidaba esa cara, esos ojos.Su risa daba mi
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29. Era una lección
En el camino de regreso al pent-house del señor Koch, Samantha se fue preparando, su mente conjuro posibles escenarios y las formas en que ella debería abordarlos, de presentarse.El chofer no la pierde de vista y va con ella hasta verla entrar al departamento, Adele quien abre la puerta y la recibe, la ve con compasión.—¿Y las niñas? —es lo que más le interesa en aquel momento a Sam.—Ellas están bien, ha sido difícil, Florence ha llorado mucho y Harper no quiere comer.Samantha tiene lágrimas en los ojos, esa es la razón del porqué el señor Koch la ha traído de vuelta.—Ven, querrás bañarte y comer algo, por el momento no debes preocuparte por ellas, ya que están descansando.Una vez aseada, un plato de alimento la espera, pero más que hambre solo tiene temor, de lo que pasará.La señora Rose tenía la orden de llevar a Sam en cuanto estuviera lista y, ya que solo había picoteado la comida, pensó que sería mejor llevarla para que hablaran y arreglaran cualquier cosa que necesitaran.
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30. Intercambiemos
Detrás de puertas, existen verdades que uno no imagina.Samantha, como de costumbre, se levanta temprano, esta vez sube a la primera planta para ir a ver a Florence, que debe estar aún dormida, pero siente que no puede esperar un minuto más.Al subir el último escalón escucha una puerta cerrarse, así que retrocede, pero es muy tarde, ya que Morgan la ve, Sam se apena por verlo en pijama, una imagen que no podrá sacar fácilmente de su mente.—¡Buen día! —pasa de largo y entra en la habitación de Harper, así que Sam menea la cabeza para espantar la imagen de su jefe recién levantado.Al entrar a ver a Florence, se da cuenta de que ni siquiera respondió al saludo, Sam observa el entorno de la niña, y le gusta que al menos ha recuperado lo que era su vida, en esa casa y bajo la protección de su padre, siente que no pasará carencias.Antes de nada, se queda pensando, comprende que el señor Koch es el que levanta a Harper y le auxilia, la viste, la peina, algo difícil de asimilar y que no s
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