NICOLÁSSalgo de la habitación donde está Amelia y me dirijo a mi oficina dentro del castillo. Cuando me acerco a la puerta, mi asesor legal y mejor amigo, Eric, me intercepta.—¿Qué pasa, Eric?— pregunto, entrando a mi oficina con él siguiéndome de cerca.—Tu estera...— comienza Eric, pero lo interrumpo abruptamente, apretando la mandíbula mientras cierro los puños.—Nunca la llames así—, respondo con los dientes apretados, mi tono letal.—Entendido—, responde, levantando la mano en señal de rendición.—Ella no es más que una jodida prisionera para mí; recuérdalo siempre—, agrego, caminando hacia la silla detrás de mi escritorio.—Lo tengo de nuevo—.—¿Qué pasa con ella que quieres discutir?— pregunto, tomando asiento y sacando mis gafas del cajón del escritorio. Al ponérmelas, empiezo a clasificar los documentos, buscando los más importantes. Ser rey tiene sus ventajas, pero lidiar con papeles no es una de ellas.—¿Cuáles son tus planes para ella?— pregunta Eric, sentándose en una s
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