—Puede platicarnos de las cosas que presenció siendo amiga de Sofía Clark, señora Zamora.Patricia respiró profundamente, debía de estar concentrada, para evitar decir una tontería.—Bueno, Sofía era una persona diferente cuándo su exesposo no se encontraba cerca, vivíamos de bar en bar, bebiendo casi a diario, ella le era infiel con cualquier persona que se le atravesaba en el camino, jugaba de ser una mujer intachable, pero fuera de los reflectores no era así, llevaba una vida desenfrenada y alocada, ella no amaba a su esposo, lo veía como un empleado más, alguien que hacía el trabajo por ella, su apellido le pesaba, así que un día decidió escapar de su cárcel y le dejo todo a Pablo, por su propio gusto, ya que no quería ningún tipo de responsabilidad.El juez miró a Patricia fijamente, no lograba entender cómo alguien podía renunciar a una herencia tan grande, Sofía era casi la dueña de la ciudad, nadie renuncia a algo tan bueno. —¿Está segura de lo que dice, señora Zamora? ¿Cómo
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