Todos los capítulos de Rescatame mi Alfa. Soy tu segunda Luna: Capítulo 51 - Capítulo 60
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**Capítulo 50** Un paseo con intenciones.
El rugido del motor del deportivo resonaba como un eco salvaje en la carretera desierta, mientras Noa, el beta de Ethan, miraba fijamente el horizonte a través del parabrisas, con los pensamientos, hechos un torbellino caótico que su vínculo con el Supremo no podía ocultar.Ethan apretó el volante, y sus nudillos se marcaron mientras su paciencia se desmoronaba. (Me agobias. Mejor dime lo que tengas en mente y deja de saturarme. Puedo sentir tu preocupación por nuestro vínculo). La voz de Ethan, cargada de autoridad, resonó en la mente de Noa.El beta soltó un suspiro y lo miró de reojo, esbozando una sonrisa que no llegaba a sus ojos.—Es que, Supremo, dijiste en esa reunión que Cloe era la mujer que mordiste aquella vez… pero sé que mentías.Ethan giró ligeramente la cabeza hacia él, con una chispa de irritación ardiendo en sus ojos grises. Su mandíbula se tensó, dejando que su orgullo hablara por encima de la razón.—No pienso permitir que ese afeminado de los dioses me castigue —
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**Capítulo 51** No eres mejor que mi ex.
Cloe jadeó, apartándose de Ethan, pero el agarre que él mantenía en su nuca permaneció firme. La respiración de Cloe era errática, el sudor perlaba su frente, y el desconcierto se reflejaba en sus ojos.—¿Qué… qué ha sido eso? —volvió a preguntar, con la voz temblorosa.Ethan sonrió con suficiencia, en una mueca cargada de arrogancia.—Solo quiero que dejes de hacer suposiciones absurdas. Y mostrarte que yo no traicionaría a mi esposa —respondió Ethan, mientras se inclinaba hacia ella. Volvió a pegar su frente contra la de Cloe, y de nuevo la imagen apareció en su mente, como si estuviera observando un recuerdo ajeno a través de una pantalla. Allí estaba su prima Leila, parada en el jardín de la mansión de su abuela, con Ethan peligrosamente cerca.Cloe se echó a reír.—¿Y esperas que te crea? —replicó con indignación y desdén—. Eres un hipócrita. Tienes concubinas y aun así intentas convencerme de que eres mejor que Robin. No viviré a la sombra de un hombre que no sabe lo que signi
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**Capítulo 52** El hechizo que no funcionó del todo.
Cloe respiró profundamente, pero el desconcierto no la abandonaba. Fue entonces cuando notó una pequeña nota descansando sobre la almohada.La tomó con recelo, observando la escritura meticulosa, de líneas rectas y perfectas. —Qué simple para ser la letra de un hombre... aunque, debo admitir, es bonita. Si no supiera que esto viene del salvaje, diría que fue una mujer quien la escribió —murmuró para sí misma. Finalmente, abrió la nota y comenzó a leer."Querida esposa, debo decirte que te he besado hasta el alma y me siento mejor, aunque no satisfecho. Estoy ansioso por tu aprobación. Te tomaré de todas las formas posibles"Cloe abrió los ojos como platos, dejando caer la nota. Rápidamente, levantó la colcha para comprobar si lo que insinuaba era cierto, y claramente no tenía ropa interior debajo de su camisón largo. Podía sentir la humedad entre sus muslos.—¡No dormí, lo que hice fue caer en coma y el maldito se aprovechó de mí! —rezongó, sintiendo como sus mejillas se encendían mi
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**Capítulo 53** Culpas y conflictos.
En el salón de descanso, Caleb disfrutaba de un habano, con postura tranquila pero imponente. Cuando Ryan irrumpió crispando de ira, y le colocó una mano en el hombro, Caleb, con sus reflejos de un alfa, le torció la muñeca en un instante.—¡Padre, soy yo! ¡Soy yo! —gritó Ryan, con voz cargada de temor.Caleb aflojó su agarre, pero no su intensidad.—Supe que saliste con tu madre ayer. No me dijeron a dónde. Habla, y hazlo rápido.Ryan tragó saliva, intentando ocultar su miedo.—Fuimos con Vadim… para intentar ponerle un alto a Ethan.El rostro de Caleb se endureció. Se levantó de su asiento con movimientos lentos, pero la presencia de Xiomara, quien irrumpió agitada y sin aliento, lo hizo girar la cara.—Dime, mujer, ¿qué le aconsejaste a Ryan hacer en la reunión de líderes? —preguntó Caleb con un tono frío.—Alguien tenía que exponer el abuso de tu hijo Ethan.Xiomara, sin amedrentarse, esbozó una sonrisa que pronto se desvaneció al recibir una bofetada que no vio venir.—¡Qué demo
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**Capítulo 54** El orgullo de un alfa.
Ethan cerró los ojos un momento, tomando una bocanada de aire.—Es peor que esos líderes mediocres piensen que puse a mi beta a tomar mi castigo. Eso me haría parecer débil, Noa. Mi hermano ya encendió su curiosidad. Si no me muestro como el Supremo que soy, lo único que lograré será un espectáculo ridículo.Nuevamente, se ajustó con calma la chaqueta. Cada fibra de su ser se resistía a aceptar lo que estaba por enfrentar, pero su máscara de perfección seguía intacta. Era como si, incluso en la peor de las tormentas, Ethan pudiera mantener su porte regio.—Pero supremo... —intentó insistir Noa.—¡Pero nada! —interrumpió Ethan, cortante. —Nos vamos. No podemos llegar tarde.La camioneta arrancó y avanzó lentamente por el camino de entrada del castillo, pero justo cuando estaban a punto de cruzar las enormes puertas, uno de los guardias alzó la mano, deteniendo el vehículo con un gesto urgente. Ethan frunció el ceño y giró la cabeza hacia el cristal trasero. Su madre, Aria, corría ha
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**Capítulo 55** El juego de los inmortales.
Cloe sentía cómo el manojo de nervios en su estómago amenazaba con romperla en pedazos. Trató de controlar la ansiedad, pero era imposible. Porque allí, en esa sala iluminada solo por luces bajas, todos los líderes de las especies sobrenaturales la observaban con miradas penetrantes, como si fuera una presa acorralada, lista para ser devorada. A su alrededor, el aire se volvía denso y pesado. No importaba que los corazones de esos seres latieran, y que sus apariencias fueran humana; ya que todos tenían algo sobrenatural que los hacía sentir… diferentes, monstruosos, peligrosos.Pero uno destacaba sobre todos los demás. Y con su mirada profunda, oscura, y con su presencia tan imponente, Mason, el rey de los vampiros, la hizo sentir como si estuviera a punto de ser aplastada. —Hola, humana—. El rey de los demonios, agitó los dedos, dejando ver sus uñas negras y largas, y al notar que el rostro de Cloe se puso pálido, se tocó los cuernos que le salían en la frente.—No, humana, no soy
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**Capítulo 56** Malditos hechizos.
El corazón de Cloe dio un vuelco, y sus manos comenzaron a temblar. Con dificultad, apretó los puños, y tensó la mandíbula. —Estoy asustada porque estar aquí, rodeada de seres que nunca creí que existieran, no es fácil para mí. Tienen poderes que no entiendo y no sé qué será de mí. Como esa…— señaló a la hechicera—, que me acaba de poner una maldición.Vadim, que no toleraba la insubordinación, dirigió su mirada a la hechicera, que sonrió como si nada sucediera. —Líder de los Hechiceros, lo que hiciste está mal. Retira tu hechizo.La hechicera, sin despojarse de su actitud arrogante, se levantó de su silla y se acercó a Cloe nuevamente. Sin una palabra, formó una luz dorada sobre su brazo, pero esta vez el brillo cambió, se suavizó. Y cuando la luz se desvaneció, Cloe miró su piel con alivio al confirmar que la marca había desaparecido.Más tarde, en la manada, cuando Cloe intentó desmontarse de la camioneta, Ethan la detuvo, tirando suavemente de su mano para que volviera a caer e
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**Capítulo 57** Degradada en un instante.
Pero Ethan ni la miró. Se adelantó, sin decir palabra, directamente hacia Xiomara.Sin previo aviso, la agarró del brazo con tal brusquedad que la hizo sobresaltarse. Sus ojos dorados resplandecieron con furia. Ethan la sujetaba con una fuerza tan intensa que Xiomara no podía ni intentar zafarse.—¿Qué te pasa? —gritó Xiomara, vibrando de sorpresa y desafío, pero Ethan no cedió. Caleb y Ryan intentaron acercarse, pero Ethan, con un solo movimiento de su brazo, los hizo detenerse.—Si se acercan, no tendré piedad con ustedes — les advirtió en un bramido que resonó en todo el castillo, haciendo que las paredes temblaran ligeramente. —Ya me estoy cansando de soportarlo, solo porque son familia, nunca castigo sus imprudencias y muchas veces ignoro sus atrevimientos, pero esta vez esta mujer fue muy lejos. Cloe, parada a una distancia, sintió sus piernas flaquear, temblando como una palomita asustada.—Pero Ethan, ¿debes explicarte? ¿Qué hizo Xiomara? — preguntó Caleb, tragándose su o
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**Capítulo 58** ¿Qué demonios está pasando?
Desde que amaneció, el castillo estaba más agitado que nunca. Cloe observaba por la ventana, con el ceño fruncido, cómo iban y venían los sirvientes en un ajetreo inusual. Los sonidos de pasos apresurados y voces agitadas llenaban el aire. Algo claramente estaba ocurriendo, pero nadie parecía dispuesto a explicárselo.Ethan se encontraba frente al espejo ajustándose los botones de su chaleco oscuro. Con su semblante distante, como si su mente estuviera a kilómetros de allí. —Ethan, acordamos que me permitirías ir a mi spa. Tengo días que no voy, y estar encerrada aquí es un aburrimiento total. Sé que me estás protegiendo, lo entiendo, pero esto… esto no es vida. Ethan giró la cabeza hacia ella, con una mirada dura, aunque sus labios formaron una línea delgada, como si se contuviera.—Si aceptaras mi marca de reclamación, todo sería más fácil.Cloe soltó una risa cargada de amargura y cruzó los brazos. —¿Eso otra vez? Pero Ethan no respondió, sino que caminó hacia la puerta, pero
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**Capítulo 59** Un toque, un cambio.
—No es que te sorprendas, amiga, es que Ethan pidió que no consumiéramos este licor — le dijo Samira a Cloe, casi como si temiera que un mal presagio se estuviera cerniendo sobre ellas. —Resulta que es tan fuerte que puede embriagar a un hombre lobo, y ni siquiera sabemos qué efecto podría tener en un humano común como tú... o como yo.Cloe, con una sonrisa de desdén, alzó las manos, como si las palabras de Samira fueran simples advertencias vacías. —Mira, sigo perfectamente normal. No estoy borracha, ni muriendo, ni nada.Antes de que pudiera decir algo más, Cloe se adentró al salón, pero al pasar frente a un grupo de desconocidos, un torrente de gruñidos y miradas feroces la golpeó. Eran ojos que la devoraban, llenos de rabia y ferocidad contenida, los de hombres y mujeres que nunca había visto antes. De repente, Cloe se sintió más pequeña que nunca, como una simple humana perdida en medio de bestias.Se detuvo en seco, incapaz de dar un paso más. El terror comenzó a subir como un
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