Todos los capítulos de ¿ Donde están mis recuerdos ?: Capítulo 11 - Capítulo 20
39 chapters
Declaraciones amorosas
El murmullo tranquilo de la noche llenaba el espacio, mientras yo me encontraba sumida en un profundo sueño, uno de esos que parecen atraparte en un abrazo cálido del que no deseas escapar. Había pasado mucho tiempo desde que disfruté de un descanso tan reparador, casi como si el mundo exterior se disipara y solo quedara yo, tranquila y en paz. Sin embargo, el sonido de unos movimientos bruscos rompió la magia del sueño y me hizo despertar de golpe, recorriéndome un ligero escalofrío.Al abrir los ojos, lo primero que vi fue a Dana. Su rostro tenía una expresión de alerta, mientras hacía esfuerzos por comunicarse a través de sus manos, un lenguaje que había llegado a conocer y entender como si fuera una segunda naturaleza. Sus movimientos eran imposibles de interpretar como algo menos que una advertencia: había escuchado ruidos entre los árboles y necesitábamos observar la situación con discreción desde la ventana.—No es necesario, Dana —respondí, aunque una parte de mí sabía que qui
Leer más
Salvada por desconocidos
Me desperté temprano, sintiendo la suave luz del sol filtrarse a través de las cortinas. La mañana tenía un aroma fresco, que invitaba a comenzar el día con positividad, pero mi corazón estaba pesado. Me dirigí al baño y, tras una reconfortante ducha caliente, cepillé mis dientes tratando de despejar mi mente. Sin embargo, al salir del baño, un artículo de mi ropa llamó mi atención: una camisa que pertenecía a Johnny. Al verla, un torrente de recuerdos me asaltó, imágenes de momentos compartidos que deseaba revivir.-Maldición, ¿por qué no puedo salir con él? -susurré para mí misma, sintiendo cómo la frustración burbujeaba en mi interior.Fue entonces cuando escuché la voz de Henry, mi padrastro, resonando desde la sala.-Él no es bueno para ti, Luci -dijo con un tono de advertencia.-¿Cómo puedes decir eso, padre? No sabes cómo es él, ni siquiera te has tomado la molestia de conocerlo a fondo.-Solo sé que traerá problemas a esta casa -replicó, con una convicción que me irritaba.-¿C
Leer más
Heridas internas
Me despierto sintiéndome más emocionada que de costumbre. Hoy es un día especial porque finalmente veré a Paula, quien regresa después de una larga ausencia. He estado contando los días, y creo que el universo se ha alineado de una manera perfecta para que ella pueda venir a mi casa; mi padrastro, Henry, estará casi todo el día fuera, lo que significa que tendremos la casa para nosotras solas. Este pensamiento me hace aumentar mi entusiasmo, pero también surgen en mí una oleada de preguntas acumuladas que tengo ganas de hacerle. Preguntas, sobre todo, relacionadas con las valientes personas que salvaron mi vida. Tras un momento de reflexión, me dirijo al baño para cepillarme los dientes. La rutina matutina me ayuda a despejar la mente y prepararme para el emocionante reencuentro. Luego, en la ducha, el agua caliente me envuelve, pero de repente un fuerte dolor de cabeza me sorprende. Sin pensarlo, mis manos se aprietan sobre mis sienes, en un intento de calmar el malestar. En medio d
Leer más
amistad inquebrantable
Continuamos conversando Danna y yo sobre los recientes recuerdos que habían aflorado en mi mente. La experiencia de perder la memoria había sido un camino lleno de dificultades y emociones abrumadoras. Cada fragmento de mi pasado que regresaba era un pequeño ladrillo en la construcción de mi identidad, una pieza que, aunque pequeña, resultaba esencial en el rompecabezas de mi vida. De repente, nuestra plática fue interrumpida por un suave golpe en la ventana. Me volví intrigada y vi cómo una diminuta piedrita, envuelta en un pequeño trozo de papel, había hecho su aparición. Con curiosidad, me agaché rápidamente para recogerla y, al desplegar el papel, mis ojos se iluminaron al leer lo que estaba escrito: “Soy Paula, ven a buscarme”. Sin pensarlo dos veces, le hice señas a Danna, indicando que se trataba de nuestra amiga Paula y que debíamos actuar con rapidez. Sabíamos que debíamos esconderla en mi habitación antes de que alguien la viera. La urgencia de la situación nos llenó de a
Leer más
Amistad inquebrantable/2
— La cosa es que, cuando vi la forma en que tu padre fue tan grosero con esas personas —siguió hablando Paula—, no podía comprender cómo podías quedarte callada. Sabía que, en algún momento, querrías agradecerles por lo que hicieron por ti. Así que tu gran amiga inteligente les pidió el número antes de irse.— ¿¡De verdad!? —exclamé, mis ojos llenándose de sorpresa y gratitud.— ¡Sí! — ¡Eres la mejor! —dije mientras la abrazaba con fuerza, un torrente de emociones recorriendo mi pecho.— ¿Me puedes dar el número? —le pregunté, ansiosa por establecer contacto con aquellos que habían estado dispuestos a ayudarme en un momento de tanta necesidad.— Por supuesto. —Paula sacó su celular y, al mirar la hora, su rostro se tornó serio. — Luci, es súper tarde. Se nos ha ido la hora hablando. Tu padre ya debe estar por llegar.— Maldición, es cierto... Bueno, solo déjame el número.— Pero, ¿tú tienes celular? —inquirió Paula.— No, no tengo.— Te recomiendo que no los llames desde el teléfono
Leer más
Ya no soy una niña
Me levanté muy temprano esa mañana, antes de que el sol alzara su luz sobre la ciudad. Sabía que a esa hora, mi padrastro, Henry, se preparaba para irse al trabajo. Era el momento más adecuado para confrontarlo. Había estado guardando una pregunta en mi mente durante demasiado tiempo: ¿qué había sucedido realmente aquellos días en que desaparecí? Tenía que enfrentarlo y obtener respuestas. Me instalé justo afuera de su habitación, decidida y con una mezcla de nerviosismo y determinación. Busqué una silla y me senté con la espalda recta, sosteniendo una taza de café caliente entre mis manos. El aroma del café me reconfortaba un poco, pero el malestar que sentía en el estómago no se disipaba. Mis pensamientos giraban en torno a esos momentos vitales que se habían borrado de mi memoria, a ese periodo oscuro en el que había pasado por un verdadero calvario del que no quería ser ajena. De repente, escuché el chirrido de la manilla de la puerta al girar, y supe que no había vuelta atrás. L
Leer más
Pasado angustiante
Al despertar, me giro y veo a Dana a mi lado, envuelta en sus suaves sábanas. La luz tenue de la mañana apenas se filtra por la ventana. Al instante, mi mirada se dirige hacia el reloj en la mesita de noche: son las 5:59 a.m. Justo en ese momento, una alarma resonante interrumpe el silencio de la habitación, proveniente del lado de Dana. Ella también tiene su propio despertador, aunque la mayor parte del tiempo parece ignorarlo.Dana no es como los otros niños. A sus siete años, ha demostrado ser una niña excepcionalmente madura, tan diferente a sus compañeros que a menudo me hace pensar que tiene la sabiduría de alguien mayor, tal vez de doce años o más. No se deja llevar por el desorden que suele invadir la vida de los niños pequeños, ni presenta la típica resistencia a hacer las tareas del hogar. Todo lo contrario, parece que ha aprendido a asumir responsabilidades que no debería tener a su edad, y creo que las circunstancias que nos rodean han influido en su forma de ser.Recuerdo
Leer más
Mensajes confusos
Me desperté de un sobresalto, empapada en sudor y con lágrimas brotando en mis ojos. El recuerdo del horrible momento que había vivido me asaltó de nuevo, adentrándome en un túnel oscuro de angustia. Fue como si el maldito monstruo que tanto había querido dejar atrás estuviera de nuevo frente a mí, acechando en las sombras de mi mente. Lloré desconsoladamente, permitiendo que las lágrimas fluyeran hasta que, finalmente, el torrente emocional comenzó a ceder. En medio de mi pesar, traté de encontrar un destello de luz, un resquicio de esperanza: ya estoy a salvo, ya no estoy con ese demente, y eso es algo por lo que debo estar agradecida.De repente, oí el suave chirrido de la puerta al abrirse. Era Danna. Al verme con los ojos hinchados y llenos de lágrimas, se acercó a mí de inmediato, su expresión preocupada lo decía todo. Usando el lenguaje de señas, me preguntó qué me había pasado.-¿Qué sucede, Lucy? -me preguntó Danna, sus manos moviéndose con fluidez mientras separaba nuestro a
Leer más
No creo en tus mentiras
Estaba en mi habitación, sumergida en el estudio del idioma latino, tratando de asimilar cada palabra y cada regla gramatical. Sin embargo, con cada intento, mi frustración aumentaba como una nube oscura que se cernía sobre mí, impidiéndome avanzar. Aquellos conceptos, que antes parecían claros, ahora se transformaban en un enigma que no podía desentrañar. Me levanté de la cama, sintiendo cómo la alteración comenzaba a manifestarse en mi cuerpo.-¡Maldición, ¿por qué no puedo recordar todo de una vez por todas?! -grité, desahogando mi impotencia en el silencio de mi habitación.La frustración me abrumaba, sobre todo porque la pérdida de mis recuerdos convertía mi búsqueda por la verdad en una tarea titánica. A cada momento que pasaba, se hacía más evidente que mi incapacidad para recordar complicaba cada paso que debía dar. Pero, sabía que no iba a solucionar nada dejándome llevar por la rabia. Así que decidí tomar un respiro profundo. Me dirigí a la mesita de noche, donde siempre ten
Leer más
Miles de preguntas
Casi no pude dormir anoche, abrumada por las palabras de Jhonny. La incertidumbre y la intriga se enredaban en mi mente, como un espiral interminable. Al despertar, noté que Dana ya se había ido al colegio. Imagino que al verme dormida optó por no molestarme, pensando que tal vez necesitaba descansar. Pero la verdad es que mi mente estaba inquieta; tenía que encontrar respuestas, tenía miles de preguntas que hacérmelas.Sin pensarlo, busqué el teléfono que Paula me había dado y la llamé. La espera fue complicada, y cuando finalmente contestó, su voz sonó aliviada, aunque un poco confundida.-Hola, nena. ¿Pasó algo? ¿Es una emergencia?-No, Paula. No es una emergencia, pero necesito que vengas urgentemente a mi casa. Cuando tengas un rato libre.-¿Por qué? ¿Qué pasó, Lucy? ¿Te hicieron algo?-No, Pau, no me hicieron nada. Solo necesito hacerte unas preguntas, pero quiero que sean en persona.Un suspiro de alivio se deslizó por la línea. -Ah, ok, ok. Ya me había asustado. Bueno, ahorit
Leer más