Después de la comida, Bianca se retiró a su habitación y se quedó mirando el brazalete que Elijah le había regalado. Cada vez que lo veía, sentía que su corazón latía más rápido. En ese momento, su madre entró y se sentó al borde de la cama.—¿Tienes algún problema? —inquirió su madre, observándola con curiosidad.Bianca, sintiéndose acorralada, negó todo. —No, mamá, no entiendo por qué lo dices—soltó, tratando de sonar convincente.La madre, sin embargo, no se conformó con esa respuesta y le preguntó sobre la pulsera. Bianca, nerviosa, solo dijo que fue un regalo de una amiga, intentando ocultar la verdad.Janet al ver la evasiva de su hija, no dijo más sobre el tema. —Hija, ciertamente ya estás saliendo con alguien, pero si no es el del agrado de nosotros, si no cumple con las expectativas que tenemos, entonces debes aceptar conocer al joven que tu padre y yo queremos para ti. Ella abrió los ojos de par en par. —Mamá, hace un momento me has dicho que quieren la felicidad para mí
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