Los pies descalzos de Bethany entraban en contacto con el césped verde, y húmedo a causa de los aspersores que el jardinero había puesto más temprano.El portón de hierro estaba justo frente a ella, y se veía más lejos de lo normal. Solo cruzando aquellas rejas lograría tener libertad, o al menos el principio de ella. Empezó a caminar despacio, casi de puntitas, siendo lo más sigilosa que podía. Era de madrugada así que Ciro estaba durmiendo, si no escapaba en ese momento, entonces no habría otro. Aceleró el paso sintiéndose muy lenta, pero las rejas iban alejándose cada vez más.-¡Bethany! -Escuchó el feroz grito de su captor desde el interior de la casa. Ciro había despertado. Ya no importaba ser sigilosa. Su caminata rápida, cambió a ser una carrera por su vida.Corrió tan veloz como pudo, aún así no conseguía acortar su distancia respecto al del portón de hierro. Y si su sufrimiento no fuera suficiente, los perros salieron de su guarida directo hacia ella. Entendió que no estaban
Leer más